Las plantas de fresa que hoy se cultivan en el Perú son menos productivas con el paso de los años. Incluso, el agricultor común siembra las mismas semillas que hace 20 años las cuales son más propensas a plagas. Por ello, se busca que las empresas peruanas apuesten por traer plantas nuevas de España de categoría F1 comercial, que tienen mayor rendimiento, en un contexto de alza de los costos de producción.
Una planta nueva comienza como F1 comercial y llega con una capacidad para producir 1.2 kilos por planta si se le da buen manejo técnico, como riego y nutrición. Con las plantas locales que hoy se usan se llega a tener 40 toneladas por hectárea en la siembra por riego tecnificado, mientras que con una planta nueva traída de España se podría alcanzar entre 80 y 90 toneladas de fresa.
Esta propuesta se da luego de que a nivel internacional se incrementó el costo de producción por hectárea de fresa. Hasta hace dos años se llegaba a invertir S/ 65,000, luego ascendió a S/ 75,000, aproximadamente, y a la fecha es entre S/ 90,000 y S/ 95,000.
Chile tampoco es ajeno a este problema, llegando a invertir hasta US$ 24,000. Con las plantas de ahora se produciría cada vez menos y significa solo cubrir el costo de producción actual.
“Hoy se está queriendo poner énfasis en el tema de renovar las plantas e importarlas de España, para así tener la posibilidad de producir más”, dijo José Cordero, gerente general de Agro Natural Park a Gestión.pe.
Traer una planta de estas costaría entre S/ 1.50 y S/ 1.80, teniendo en cuenta el volumen y tipo de embarque. Sabiendo que para una hectárea se necesitan cerca de 55,000 plantas, la inversión sería de aproximadamente S/ 80,000. Un precio no accesible para el agricultor promedio, pero si atractivo en cuestión de resultados a futuro para las empresas.
“Las empresas si tienen esta posibilidad, al inicio cuesta pero estas se pueden cultivar hasta cuatro generaciones más sin problema. Incluso, si se trae para una hectárea, al siguiente año, como creció la planta y se va a cultivar, se tendrá una hectárea más y así sucesivamente. Al final, ese S/ 1.80 termina costando S/ 0.30 en el transcurso de una campaña de tres o cuatro años”, explicó.
Las viejas plantas a pesar de dar menor rendimiento, siguen siendo aceptables para la exportación, teniendo en cuenta que al enviarse congeladas no se analiza lo estético, pero si se busca una fresa fresca y atractiva para el mercado interno esto si es un factor relevante.
El mercado nacional es el primer comprador de fresa en el Perú, se lleva casi el 40% de la producción, el otro 40% se dirige hacia la industria y el resto hacia los supermercados.
Prohibición de clorpirifos
Por otro lado, con la disposición de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) que prohíbe la importación de alimentos con residuos del químico clorpirifos (usado en plaguicidas) a partir del 28 de febrero próximo, Cordero sostuvo que las empresas freseras están organizadas.
Indicó que, como asesor de berries, cada año se actualiza para las empresas una lista de productos permitidos en este cultivo.
“Siendo Estados Unidos nuestro principal cliente y habiéndose vendido cuatro veces más en el 2021 frente al 2020, las empresas están preparadas. De igual manera, se debería realizar un trabajo con el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y los agricultores independientes para asesorarlos”, explicó.
Resultados de la campaña 2021
Para la campaña 2021 se estimaba una exportación de 28 millones de kilos de fresa, pero cerró con más de lo estimado, en 30 millones de kilos destinados a Estados Unidos, Canadá, México, Japón y Corea. De esa manera, los precios hacia el exterior fueron entre US$ 2 y US$ 2.01 el kilo.
Las empresas que lideraron la campaña de exportación son Mebol GF SAC, Del Ande Alimentos SAC, Frozen Foods SAC y Chavín de Huántar.
“También la empresa Virú que tiene solos dos o tres campañas, pero ya posee el 6% de participación y se proyecta a seguir creciendo este año”, comentó.
Asimismo, en términos de trabajo, Cordero señaló que los agricultores pudieron ofrecer trabajo a tres o cuatro familias por hectárea en esta última campaña.