Los inversionistas redoblan la cautela ante acontecimientos recientes que entrañan mayor riesgo para las economías de EE.UU. y China y para la actividad global.
Ayer, Moody´s recortó la calificación de riesgo de 10 bancos medianos y pequeños en EE.UU. y puso en revisión la de seis bancos grandes en ese país, una acción que trajo reminiscencias de las tensiones que afectaron a su sistema financiero en marzo, con la caída de Silicon Valley Bank.
Los temores volvieron a asaltar a los inversionistas, que se desprendieron de sus activos de riesgo y optaron por elevar sus tenencias de valores refugio como el dólar, que subió 0.5% contra las principales monedas, y los bonos del Tesoro de EE.UU. Los índices bursátiles de Europa retrocedieron en torno a 1% y los de Nueva York también cerraron al debe.
En el mercado local, el dólar ascendió desde S/ 3.694 hasta S/ 3.714, aunque la intervención del BCR con instrumentos derivados lo contuvo y culminó la sesión en S/ 3.702.
Vientos desfavorables también soplaron desde China, cuyas exportaciones en julio cayeron en 14.5%, su mayor declive en tres años, lo que sembró dudas sobre el futuro de las materias primas y retrajo su cotización (el cobre cedió 1.5%). La Bolsa de Valores de Lima (BVL), estrechamente vinculada al metal rojo, descendió 0.3%.
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¿Qué es lo más preocupante del recorte de calificación a bancos en EE.UU.?
Ana Lucia Rondón, asociada de inversiones de Prima AFP, considera que lo más preocupante de la evaluación de Moody’s es la afectación de los márgenes de los bancos objeto de downgrade, cuya rentabilidad mermaría aún más si la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) mantiene alta su tasa de interés por más tiempo del previsto.
Un mayor grado de exposición de estos bancos al ralentizado sector de real estate (bienes raíces), podría empeorar su situación, dice.
La decisión de Moody’s afectó el sentimiento de los inversionistas, que adoptó una postura risk off o de aversión al riesgo, refiere la ejecutiva, aunque sostiene que, de algún modo, el mercado ya anticipaba tal medida, en medio de tasas de la Fed más altas.
Por ello, estima que entre hoy y mañana las plazas y monedas terminarán de reacomodarse a los recortes de rating a los bancos estadounidenses.
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¿Cómo afectan los recientes datos económicos de China?
Para Rondon los datos negativos de comercio exterior chino son más inquietantes, pues con EE.UU. desacelerándose por el ajuste de tasas de la Fed, el gigante asiático es el soporte al crecimiento global. Y si China crece menos de lo previsto le podría quitar “positivismo” al mercado, agrega.
Pero la tendencia depreciatoria de las monedas, como el sol, frente al dólar, se inició hace dos semanas, lo que responde principalmente a que ha recrudecido el sentimiento de aversión al riesgo global, asevera. “La Fed también es muy relevante”, enfatiza.
Y en la medida en que siga disminuyendo el apetito por riesgo global, crecerá la apuesta de los participantes del mercado por refugiarse en el dólar, añade la asociada de Prima AFP.
A despecho de la turbulencia externa, rescata que los fundamentos del sol no han cambiado e incluso se percibe menor riesgo interno y menos ruido político.
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¿Qué escenarios se abren para el tipo de cambio?
Si los fundamentos económicos locales se mantienen, y los externos no se deterioran más de lo previsto, en el corto plazo el dólar podría estabilizarse en torno a S/ 3.75, y cerraría el ejercicio con menor cotización que en el 2022 (S/ 3.805). Abonaría a ello la brecha entre las tasas de interés de los bancos centrales de mercados emergentes y la de la Fed, que seguiría favoreciendo a las monedas locales. Tal es el escenario base o más probable para Rondon.
Pero si continúan los recortes en las calificaciones de los bancos de EE.UU., la Fed mantiene elevada su tasa de interés por más tiempo del previsto y se acentúa la desaceleración china, las monedas de mercados como el peruano cederían terreno, y así el dólar podría culminar el año en S/ 3.85, dice la ejecutiva, aunque precisa que este segundo escenario es menos factible.