“Hacia el año 2000, las tierras erizadas de Piura no valían más de US$ 400 la hectárea″, recuerda Ángel Gamarra, productor y presidente de Promango. Veinte años después, dice, el costo de esas mismas tierras que ahora se destinan a fines agrícolas, casi igualan a la cuota inicial de un departamento en Lima Metropolitana. No obstante, hay algunos cambios en el último año.
Los terrenos con derecho de uso de agua “casi” se han agotado en Piura y Chiclayo -zonas donde se ha centrado el boom exportador en los últimos años- y los disponibles se venden entre US$ 10,000 y US$ 12,000 por hectárea. Dicho precio depende además de su cercanía o no con otros servicios básicos, como el acceso a pistas. “Las que están pegadas a una pista principal, como la Panamericana Norte, pueden venderse en US$ 20,000 por hectárea en promedio, pero son áreas ‘peladas’, es decir, sin ningún cultivo, todo para recién instalar tanto las plantas y el sistema de riego”, detalla.
Ante la poca disponibilidad de dichos terrenos agrícolas, “aumentó la demanda” por zonas eriazas que se venden en la zona norte de Piura a US$ 4,000 por hectárea pero sin derecho de uso de agua.
No obstante este panorama en el norte del Perú, Ángel Manero, experto en agronegocios, menciona que en el último año no se han registrado “transacciones importantes de terrenos”, es decir, compras mayores a las 50 hectáreas. De hecho, estima, los terrenos disponibles de las principales empresas agroexportadoras alcanzarían las 60,000 hectáreas. “Es una cifra similar al 2021, lo que quiere decir que no han sembrado esperando a que los mercados despierten porque el sector está en crisis”, indicó. Cabe indicar que, antes, Perú sembraba 10,000 hectáreas nuevas por año en promedio.
A inicios del 2022, la Asociación de Gremios Agrarios del Perú (Agap) advertía un ‘duro año’ para el sector por la nueva ley agraria -y sus consecuencias en términos del costo laboral-, seguido del incremento en el precio de insumos como el fertilizante y pesticidas. En los últimos meses reportaron que la rentabilidad de las empresas agroindustriales se ajustaron por la menor demanda en algunos mercados internacionales, principalmente Europa.
“No hay compradores importantes de terrenos. Por ejemplo, los terrenos eriazos (que no tienen agua) de Olmos que se vendían titulados a US$ 10,000 por hectárea, se ofrecen ahora a la mitad. Hace dos años, terrenos titulados cerca a Chavimochic superaban los US$30,000 por hectárea pero ahora ya no hay valor de mercado, en remate puede llegar a US$12,000. Entonces, desde el punto de vista de inversión, sí es una buena alternativa de inversión ahora”, indica Manero.
El especialista también afirma que fondos de inversión de Estados Unidos esperarían hasta la segunda mitad del 2023 para cerrar adquisiciones de terrenos “pues están a la espera de una recesión mayor”.
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El ‘veranito’ en Chile
Los resultados del plebiscito en Chile, en setiembre del 2022, dio a los corredores de terrenos agrícolas un respiro. “Este es un veranito”, señala Osvaldo Errázuriz, jefe del Área Agrícola de GPS Property en diálogo con gestion.pe.
De acuerdo a la empresa, la demanda por terrenos agrícolas en Chile volvió a tomar vuelo luego de dos años de incertidumbre por la redacción de una nueva Constitución en ese país, que hasta hace poco también atrajo inversiones de agroexportadoras peruanas. Luego del plebiscito, Property registró que la demanda por tierras agrícolas con acceso hídrico aumentó hasta en 35% respecto a agosto 2022. “Demanda local y de fondos extranjeros”, aseguró.
Según detalló, la zona centro norte de Chile -quinta región y metropolitana, más fuerte en uva y piña- es la área agrícola más demandada pese a que sufrió sequías en el pasado. El precio oscila entre US$ 35,000 a US$ 40,000. “Hacia el centro sur, apta para paltas, se cotiza entre US$ 30,000 y US$35,000 por hectárea, y luego baja hasta la zona sur -apta para arándanos, cerezos-; la séptima región, estamos hablando de US$ 20 a 22,000 la hectáreas; y la décima región, hablamos de valores de US$ 16,000 a US$ 18,000. Todo ello, considerando que son zonas con 0.8 milímetros de agua por hora”.
Errázuriz señaló que la perspectiva de colocación de terrenos agrícolas cerrará en positivo el 2022 “y proyectamos que el 2023 sea igual de positivo al menos hasta que se realice una segunda consulta sobre una nueva propuesta de Constitución”, indicó. “Es buen momento para invertir”, señala.
Respecto a terrenos agroindustriales, informó que éstos suelen ubicarse en áreas muy cerca a zonas urbanas y, por esa característica, el precio puede ser el doble respecto a una zona agrícola. Cabe indicar que la plusvalía en Chile, a lo largo de los últimos años, se ubica entre 5% y 6%.
El experto señaló que un inversionista extranjero puede tardar dos meses en tramitar el cambio de titularidad de la propiedad.
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