El entorno económico, laboral y de inversión no se presenta muy favorable en particular para la reducción de la pobreza monetaria. Se espera que este año y el siguiente se tenga una incidencia entre 26.5% y 27%, registros por encima del nivel del 2021, señaló Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en el año 2021, la pobreza monetaria afectó al 25.9% de la población del país, nivel menor en 4.2 puntos porcentuales con respecto al 2020 (30.1%), pero 5.7 puntos porcentuales mayor si se compara con el 2019 (20.2%).
Aunque hay una mayor incidencia en el área rural (39.7%) que en la urbana (22.3%), esta registró una mayor reducción respecto al 2020 (6 y 3.7 puntos porcentuales en la rural y urbana, respectivamente). Asimismo, al comparar con el año 2019, la pobreza en el área urbana creció 7.7 puntos porcentuales, mientras que la rural está ligeramente por debajo del umbral del periodo prepandemia.
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Perea explicó que es posible que la pobreza aumente en medio o un punto porcentual hasta 27% este año, y en el 2023 no habría variaciones en el registro.
Explicó que esto se debe a las deficientes condiciones para generar empleo de calidad en el país, en donde destacó el deteriorado “clima” para la inversión (caería en 1.5% en el 2022 y crecería apenas 0.1% en el 2023, según BBVA Research), la inflación (que afecta sobre todo al segmento más vulnerable), y la precarización del empleo a través de medidas contraproducentes como el de las restricciones a la tercerización laboral.
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“El clima de negocios está deteriorado por la confrontación e incertidumbre desde lo político. Ello se refleja en una confianza empresarial en niveles similares a los de la crisis del 2008, pero con la diferencia de que en esa ocasión había un escenario adverso a nivel global. En minería aún se tiene un precio alto del cobre, a pesar que ha venido bajando. Se debería entonces tener un auge, pero, sin embargo, hay mucha cautela. Si no hay inversión, no hay empleo de calidad, y a partir de ahí la reducción de este indicador (de pobreza) se vuelve un escenario remoto”, apuntó.
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Juan Carlos Odar, economista y director de Phase Consultores, señaló que la pobreza monetaria posiblemente se mantenga con la misma incidencia en el 2022 y 2023, en línea con un bajo crecimiento para esos años (de 2.5% y 2%, respectivamente), y una inflación aún elevada.
Mencionó que, para poder retomar el registro del 2019 (de 20%) se tendría que ver, por lo menos, un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 4% o más en los siguientes tres años, el cual es un escenario poco probable, por una menor actividad económica externa, y la persistencia del riesgo político que impacta en la inversión privada.
“Es muy difícil que haya una reducción adicional a la que se vio en el 2021, y más bien, como número de personas bajo la línea de pobreza, habría un aumento este año, reflejo del bajo crecimiento e inflación. Mientras más se demore en retomar niveles de crecimiento más altos, entonces será más difícil equiparar los niveles de pobreza que se tenían antes de la pandemia, y esto puede tomar varios años. Cada vez se necesita más puntos de crecimiento o políticas sociales más focalizadas para que la pobreza baje”, anotó.
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El economista del BBVA Research señaló que, a mediano plazo, la incidencia de la pobreza podría seguir subiendo y estancarse en niveles de alrededor de 30%.
“La pobreza rural ya recuperó sus niveles prepandemia, pero la urbana se ha quedado arriba, y esto está muy vinculado a la generación y calidad del empleo. No vemos políticas que promuevan un buen funcionamiento en el mercado laboral y productividad de los trabajadores, al igual que motivos para creer en una mejora en las expectativas empresariales. Las perspectivas siguen siendo de un bajo crecimiento para los siguientes años, y posiblemente la pobreza esté en niveles ya más altos”, anotó.
Dato
- Inversión pública, otro componente para la generación de empleo, aumentaría en 1% en el 2022, pero caería en 3% en el 2023, según el BBVA Research.