La reciente rebaja de la calificación crediticia de Perú por parte de Standard & Poor´s (S&P), en un contexto de volatilidad por la salida de la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania, hace que el servicio de deuda se proyecte aún más caro y da menos libertad al país para orientar gasto a nivel social, señaló Juan José Marthans, ex jefe de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
La calificación crediticia en moneda extranjera a largo plazo del Perú fue rebajada el pasado viernes por Standard & Poor’s Global Ratings (S&P) desde ‘BBB+’ a ‘BBB’, la segunda calificación más baja en grado de inversión. La agencia calificadora se suma a las rebajas por parte de Fitch Ratings (de ‘BBB’ desde ‘BBB +’) y Moody’s (de A3 a Baa1).
“El impacto más grave y notorio, tras la degradación, es cómo Perú se inserta en los mercados internacionales y su deterioro en las cuentas públicas. En medio de un proceso de salida de la crisis de la pandemia (endurecimiento de condiciones monetarias internacionales), y experimentando el impacto del conflicto de Rusia y Ucrania, el costo de crédito podría incrementarse no en línea con el riesgo de América Latina, sino por encima. Este es un costo explícito que asumen todos los peruanos”, afirmó Marthans.
Destacó que las tres calificadoras más importantes del mundo están de acuerdo en que el deterioro de la calificación de Perú está asociado a la naturaleza política y dos de ellas coinciden por primera vez, en este caso con la calificación BBB.
“Cuando las calificadoras alinean opiniones, los acreedores internacionales empiezan a activar mecanismos duros más nítidos que se puedan derivar de esta categoría. Es una voz de alerta, pues no es una degradación más, va a empezar a afectar más fuerte el flujo de capitales y costo de financiamiento, entre otros elementos. El gobierno de turno es claramente el que debe asumir la responsabilidad del golpe al país y el costo económico que tienen los peruanos”, indicó.
En la misma línea, el economista Pablo Secada, mencionó que la reciente rebaja en la calificación repercute en el costo de financiamiento del Estado y de las empresas, lo que finalmente afecta los costos de créditos al público.
“El Estado va a estar en menor capacidad de financiar más gasto y algunos programas de gasto del Estado deberían revisarse o sustituirse, va a estar más interesado en subir impuestos. Además, se cambian las tasas base (a la que se financia Perú) y, por tanto, las del financiamiento privado. Todo ello, en el margen, seguiría una secuencia de menos gasto, más impuestos, menos inversión, menos empleo y, por último, menos bienestar. Las revisiones a la baja pasan por un problema puramente institucional y político”, dijo el también socio de Opportunity Investments.
Por su parte, Marthans mencionó que no sería un escenario aislado el que las perspectivas de las calificadoras pasen nuevamente a ser negativas dando paso a nuevas rebajas de la calificación de Perú. “De mantenerse la situación y el continuo deterioro de la estabilidad política, confianza y perspectivas de crecimiento, podría traer nuevas degradaciones. Esto ya sería funesto”, precisó.
¿Podríamos recuperar calificaciones pasadas?
Con la actual administración la reversión de las calificaciones es imposible, pues va a depender de un cambio sustancial en el frente político del Perú, según Marthans.
“Si es este gobierno el que da mejores señales sobre un entorno económico en el que se puede invertir, sería un gran avance, pero, dado que el problema tuvo origen en esa administración es posible que sean al menos tres años para que aumenten las calificaciones. Si es que se da, en el camino constitucional, un cambio de gobierno, y este logra estabilizar la situación desde lo político y económico, esto (las calificaciones) podría revertirse en 18 meses posiblemente, afirmó.
Secada señaló que, con perspectivas estables de las calificadoras, en los siguientes seis a doce meses no habrían revisiones en la calificación.