Los indicadores sociales en América Latina y el Caribe están volviendo a sus niveles prepandemia. Sin embargo, desde el 2023, el Banco Mundial (BM) observa una nueva dimensión de la pobreza a vigilar: la inseguridad alimentaria y nutricional.
“El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19, el incremento del precio de los alimentos internacionales y las tasas generales de inflación empeoraron la situación en torno a la seguridad alimentaria. Como resultado, la prevalencia de la inseguridad alimentaria aumentó en años recientes”, señalaron en su reciente informe “Impuestos a la riqueza para la equidad y el crecimiento”.
En detalle, según cálculos del BM, a partir de información de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la prevalencia de inseguridad alimentaria, en el Perú, alcanzó a más del 50% de la población en el país, considerando el promedio entre el 2021 y el 2023.
Esto ubicó al Perú con el escenario más crítico a nivel de América del Sur, sin considerar a Venezuela y Bolivia, cuya información no se registró para este análisis. Además, Perú es el quinto con la mayor prevalencia entre los 27 países analizados de América Latina y el Caribe. Este grupo presenta entre sus primeros lugares a Haití, Guatemala, Honduras y Jamaica.
La FAO determina que la inseguridad alimentaria moderada incluye episodios “de personas sin el dinero o recursos suficientes para cubrir una dieta saludable, incertidumbre respecto a la capacidad de obtener alimentos o que, en ocasiones, se salteó comidas o se quedó sin alimentos”.
El economista jefe para América Latina y el Caribe del BM, William Maloney, señaló que estos niveles de inseguridad responden a que es alto el costo para cubrir una dieta saludable.
“Tenemos una dieta saludable que es muy costosa, [hablamos de] una que le dé al cuerpo lo que necesita, sin llegar a niveles de obesidad. En general, es bastante alto [el costo] en la región”, comentó el economista.
Ante la imposibilidad en varios casos de cubrir esta dieta, Maloney indicó que los indicadores relacionados al mercado laboral, a nivel región, están volviendo a sus niveles prepandemia, pero hay matices.
“Se ha recuperado mayormente el empleo, pero menos en los casos de personas con menores habilidades o avanzada edad. Los salarios reales están por debajo de los niveles del 2019. Esto, en muchos países, ha llevado a un aumento de los salarios mínimos para combatir la pobreza”, sostuvo.
Detallando el ámbito peruano, Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión Social, comentó que la cifra se encuentra en niveles históricos y revela la profunda crisis del mercado laboral peruano, que se traduce también en una de acceso económico.
“En el Perú no faltan alimentos. Lo que ocurre es que a la gente no le alcanza [lo que gana] para comprar en cantidad y calidad. Además, no sabe si mañana tendrá la capacidad de cubrirlo. Desde el 2010, vemos que la cifra de inseguridad, en el Perú, viene creciendo ante la precarización del empleo”, indicó Trivelli.
Continuando con su análisis, la exministra señaló que esta situación es producto de la alta informalidad del mercado laboral y la poca cobertura de protección social, más aún en un contexto donde muchas personas no tienen a dónde acudir en busca de apoyo estatal.
“Lo que tenemos en el Perú, en el mejor de los casos, son soluciones comunitarias como los programas de ollas comunes, pero tienen un alcance puntual”, precisó.
Trivelli observó que otro escenario que viene ocurriendo es que, a partir de datos presentados por la FAO, la inseguridad alimentaria viene disminuyendo en América Latina, caso contrario a las otras regiones. Sin embargo, la tendencia en el Perú es una excepción porque viene aumentando.
“En un contexto donde la región viene menos mal, el Perú está crítico. Esto responde a la preocupante recuperación del mercado labora, principalmente, explicado en la informalidad”, sostuvo.
Medidas
Ante este crítico escenario, el Banco Mundial sigue con preocupación el avance de las economías de América Latina y el Caribe.
“[En las expectativas de crecimiento de la región] estamos por debajo del mundo y lo que nos preocupa es que estamos en niveles del 2010. Esto no es suficiente para reducir la pobreza ni para facilitar una movilidad social. El crecimiento y la productividad siguen siendo desafíos para la región a futuro”, comentó Maloney.
Al respecto, Trivelli apuntó que la solución para afrontar la inseguridad alimentaria se basa en que las personas perciban mayores ingresos. Esto, finalmente, puede ocurrir porque consigan un empleo mejor; ganen más por lo mismo que hacen, lo que significaría un incremento de la productividad; o hayan transferencias del Gobierno en programas de protección social.
Pero observó una limitada respuesta sobre las medidas anteriormente mencionadas. Con esto, la exministra señaló que las ollas comunes continuarán siendo una de las acciones proactivas entre la población afectada.
También mencionó que las personas buscan un segundo empleo y, en algunas familias, los miembros más jóvenes en edad escolar deberán dejar de estudiar para salir a trabajar.
“Para afrontar la inseguridad alimentaria, las personas también suelen realizar emprendimientos. Pero, ante la falta de ingresos, varios de los hogares ya se comieron su capital de trabajo. Entonces, los hogares se ajustan: sacrifican los alimentos más caros que, precisamente, son los aportan los mayores valores nutricionales”, detalló.
De acuerdo con el informe de opinión septiembre 2024 del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 41% de los peruanos se quedó sin alimentos en los últimos tres meses, ya sea por falta de dinero u otros recursos. Los hogares en esta situación se ubica, principalmente, fuera de Lima Metropolitana y en el nivel socioeconómico D/E.
Panorama laboral
Luego de la pérdida de casi 160 puestos de trabajo en el 2023, las cifras de empleo a nivel nacional muestran una débil recuperación. Al segundo trimestre, registró un crecimiento interanual de 0.2%, un menor ritmo que el trimestre previo (0.8%) y equivalente a la creación de solo 40,000 empleos en todo el Perú. El sector agropecuario es uno de los que mostró cifras en negativo y, por otras segmentaciones, aparecen los más jóvenes y con menor nivel educativo.
Puntualmente sobre los indicadores de calidad, el Instituto Peruano de Economía (IPE) estimó que los ingresos de los trabajadores crecieron 3% en términos reales (ajustados por inflación), pero aún se ubican alrededor de 9% por debajo de los niveles prepandemia. Esto es equivalente a una pérdida de casi S/150 de capacidad adquisitiva).
De otro lado, se observó una débil mejora sobre la informalidad que retrocedió solo a un 71.1% desde un 72.7% en el segundo trimestre del 2023. Además, se reportó que el subempleo fue de 47.9%, entre julio 2023 y junio 2024, menor al 48.7% del año previo.
Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.
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