Recientemente, el Instituto para el Desarrollo Gerencial (IMD) dio a conocer su ranking mundial de competitividad digital 2021, en el que mide la capacidad y disposición de 64 economías para adoptar y explorar tecnologías digitales como un motor clave para la transformación económica de sus empresas, gobierno y sociedad.
Al respecto, 2020 y 2021 han sido años desafiantes para el mundo, pues cada aspecto de nuestras vidas ha sido afectado por la pandemia, pero la tecnología ha tenido un rol crucial para enfrentarla. Sin embargo, la forma en la que las economías adopten la tecnología es clave para su desarrollo; no sólo ahora en medio de la crisis sanitaria, sino en el futuro inmediato.
Mientras que las 10 economías que encabezan el ranking se centran en la construcción de su talento, en fortalecer la infraestructura de conocimiento para desarrollar y emplear tecnología digital; en proveer un marco regulatorio efectivo que permita el desarrollo e introducción de tecnologías, y en combinar la adaptabilidad individual con la agilidad empresarial, las economías que se encuentran dentro de las 10 últimas tienen diversos desafíos.
Es preocupante el reto implícito que resulta de los 10 últimos lugares: Latinoamérica se encuentra en un estado de plena desventaja ante la economía global (o digital), pues cinco de las naciones peor calificadas, pertenecen a la región.
A ello se suma el hecho de que América Latina y el Caribe, a causa de la pandemia, ha perdido 26 millones de empleos y registró una caída de 7.4% del PIB en 2020, de acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo. Por si fuera poco, se espera que la pobreza (extrema y moderada) aumente en unos 5 puntos porcentuales de la población.
Perú cayó dos sitios, pasando del 55 en 2020 al 57 en 2021. Aunque muestra un avance en preparación para el futuro (actitudes adaptatitvas, agilidad en los negocios e integración de tecnologías de la información) y tecnología (marcos regulatorios, capital y marco tecnológico), su caída se concentra en el indicador de conocimiento.
En el caso de México, el país cayó dos lugares, respecto a 2020, pasando al sitio 56 debido a la caída en conocimiento (talento, educación y concentración científica) y tecnología (marcos regulatorios, capital y marco tecnológico).
En tanto, Colombia es el único país que avanza del puesto 61 al 59. En gran parte por su avance en tecnología y conocimiento.
En el caso de Argentina, aunque presenta algunas mejoras en tecnología observa una caída en los indicadores de conocimiento y preparación para el futuro, lo que en este año le resta dos lugares y pasa del sitio 59 en 2020 al 61 en 2021.
Venezuela, en cambio, permanece en el último puesto, en el sitio 64.
Retos para la región
Recordemos que este índice no es solo un número. Los lugares que ha perdido la región, reflejan que no está preparada digitalmente al no aceptar y adoptar la tecnología en favor de sus habitantes, y la La Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI), ha resaltado constantemente el efecto nocivo de esta postura.
“Latinoamérica no está preparada, en gran parte, debido a la imposición de regulaciones arbitrarias y discriminatorias. En un periodo clave como el que estamos viviendo a causa de la pandemia, América Latina no se puede dar tal lujo. Una mejora regulatoria en este aspecto incidirá directamente en su velocidad de recuperación”, señala el IMD.
En esa línea, precisa que los gobiernos latinoamericanos tienen mucho por delante en cuanto adopción y exploración de las tecnologías en pos de una verdadera transformación digital.
De los tres grandes componentes del ranking -conocimiento, tecnología y preparación para el futuro- las cinco economías latinoamericanas tienen mucho que trabajar en el eje de tecnología (el contexto general que posibilita el desarrollo de tecnologías digitales, para lo cual es necesario marcos normativos, capitales y marcos tecnológicos).
En especial Colombia, México y Venezuela son los países que más tienen que trabajar en marcos regulatorios efectivos para la adopción de tecnología, pues son los que han caído en el subíndice de en comparación con 2020.
“Ello resulta en una gran paradoja si tomamos en cuenta que las tecnologías digitales son el eje de la competitividad de una nación; sin embargo, sin generación de conocimiento, desarrollo de talento, marcos regulatorios e infraestructuras efectivas, difícilmente estos países podrán impulsar su competitividad digital”, indica el informe.
En un par de años complicados para la economía de la región y en los que muchos latinoamericanos tuvieron que emprender o mover sus negocios al mundo digital, cinco países de América Latina aparecen como parte de las economías peor calificadas. Por desgracia, la región conforma la mayoría en el top respecto a otras como Asia, África o Europa.