Desde Huánuco hasta Lima, una papa recorre más de 300 kilómetros. El tubérculo sale de la chacra y atraviesa hasta siete eslabones en la cadena agrícola antes de servirse en una mesa. En ese trayecto está la clave para entender cómo el precio del cultivo sube y quiénes se quedan con el mayor pedazo de esa venta. ¿Qué pasa en medio?
Christian Garay, director general de Estadística, Seguimiento y Evaluación de Políticas del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), explica a Gestión que los eslabones del proceso de comercialización agrícola son estos: el productor, el acopiador, el transportista, el comerciante mayorista, el distribuidor, el comerciante minorista y el consumidor final.
“La intermediación es necesaria, es parte del proceso productivo y no se puede evitar. Pero sí se puede, de alguna manera, tratar de reducirla para que ambos extremos de la cadena ganen en el mercado: mayor rentabilidad para el productor y precios accesibles para el consumidor”, refiere.
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Garay destaca que en la primera parte de la cadena se queda el porcentaje más grande de la venta. “El mayor margen está entre la cadena entre la chacra y el mayorista, porque de los siete eslabones, cuatro de ellos están justamente en ese lapso”, comenta. Aunque es cierto que no siempre existen todos los intermediarios (o no siempre están separados).
Para tomar una muestra representativa, concentremos el análisis en los cuatro productos agrícolas más consumidos: papa, arroz, maíz choclo y cebolla. El precio promedio de la papa en enero se movió así: S/ 2.01 por kilogramo en chacra, S/ 3.36 en mayorista y S/ 4.63 en minorista, según data del ministerio. Es decir, su variación entre el precio en el campo y al por mayor fue de 67%, mientras que en la segunda mitad de la cadena, entre el precio mayorista y el minorista, fue de 38%.
Situación similar se replica en los otros cultivos antes mencionados. El arroz registra una variación entre el precio promedio de chacra y el mayorista de 120%, mientras que entre el mayorista y el minorista la variación es de 19%. El choclo tiene variaciones de 73% en la primera parte de la cadena agrícola y 44% en la segunda; y la cebolla, de 140% y 48%, respectivamente.
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-Poder de negociación-
Otra forma de ver estas cifras es a lo largo del tiempo. Perú ha quedado envuelto en un contexto global de alza de los costos de producción, como los fertilizantes, y los precios finales también han subido. ¿Pero todos los eslabones de la cadena han podido elevar sus ganancias para mitigar el impacto de estos incrementos?
Aquí aparece otro concepto importante: el poder de negociación. Eduardo Zegarra, investigador principal de Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade), dice que los precios del productor y los comerciantes mayoristas y minoristas han subido, “lo que indica que estamos ante un proceso inflacionario generalizado, probablemente por una menor oferta y por el problema de los bloqueos”.
Sin embargo, las magnitudes no son las mismas, porque no toda la cadena tiene el mismo poder para negociar. “Se sabe por estudios que en los últimos años aumentó mucho el poder que tienen los comerciantes y los acopiadores versus los productores, los cuales tienen limitado su poder de negociación, por su escala y su posición”, explica Zegarra.
Destaca que, por ejemplo, el valor de los fertilizantes aumentó hasta en 300%, mientras que el precio de los cultivos subió en algunos casos apenas 30% o 40% para el productor. “No hay una correlación, los productores en realidad han tenido que vender a pérdida”, dice.
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En el mismo sentido, Víctor Fuentes, economista jefe del Instituto Peruano de Economía (IPE), explica que, ante un shock de oferta o de demanda, siempre aquella parte que tiene menor poder de negociación tiene menos posibilidades de ajustar el precio.
“El mayor impacto lo sufren los productores más pequeños, mientras que los comercializadores grandes que tienen el mayor margen dentro de la cadena, que son los intermediarios, normalmente tienen el espacio para no verse tan afectados”, cuenta Fuentes.
Ventas directas del productor. Christian Garay del Midagri señaló que desde el ministerio buscan acortar la cadena agrícola con diferentes acciones, como los mercados itinerantes. “Es una forma de poder acercar al productor con el consumidor”. asegura. También el Perú cuenta con un catálogo virtual de productos agrarios, que permite exhibir la oferta de la agricultura familiar directamente con el consumidor. Además, se impulsó el mercado estatal de compras de alimentos de agricultura familiar, entre otros.
-Productores no tienen cómo salir de la chacra-
De acuerdo al Midagri, uno de los factores que ponen en desventaja al productor es la atomización en la propiedad de la tierra. Por ejemplo, existen muchos ofertantes para pocos compradores intermedios de papa.
Angie Higuchi, Profesora de Administración e investigadora de la Universidad del Pacífico (UP), recuerda que tras la Reforma Agraria y la desaparición de muchas cooperativas, las tierras se repartieron. “Eso es parte de la atomización que nosotros actualmente sufrimos en la agricultura. Lamentablemente, el agricultor tiene entre 0.5 hectáreas a 3 hectáreas en promedio, dependiendo de qué región estamos hablando”, remarca.
Comenta que generalmente quien sí tiene poder de negociación es quién tiene el camión. ¿Por qué? Porque al tratarse de una actividad atomizada, si el transportista no llega a un buen trato con un productor, puede continuar su trayecto negociando con los otros productores.
“¿Esto en qué situación pone al agricultor? En una de desventaja, porque lógicamente si él no vende en ese momento tendría que sacar su cosecha en algún transporte que le cuesta mucho más. Entonces, el agricultor va a estar subyugado al precio que le ponga este dueño del camión”, dice. Y agrega que “también es importante que se impulsen obras públicas que permitan mejor conectividad”.
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De hecho, Anaximandro Rojas, presidente de la Convención del Agro Peruano (Conveagro), resalta que al productor se le hace muy complicado sacar sus productos de la chacra. No tiene movilidad y los costos de fletes se han incrementado.
En este punto se debe destacar que incluso, en algunos casos, el intermediario termina siendo el financista del agricultor. El Midagri reconoce que a veces el intermediario financia al productor agrario: le provee los insumos, la semilla, los recursos para que este produzca el alimento. “Es lo que llaman compras a futuro. En una economía como la agraria que es altamente informal, conseguir financiamiento no es no es fácil”, explica Garay.
Higuchi, de la UP, coincide en que el agricultor hasta puede comprometer su cosecha futura para conseguir los recursos necesarios para la cosecha actual.
-Bloqueos distorsionan-
El margen comercial no siempre es menor entre el minorista y mayorista que el que se registra entre el mayorista y el campo. En casos excepcionales, como cuando no llega tanto producto del campo por bloqueos de carreteras, los minoristas elevan el precio por propia cuenta aprovechando la distorsión entre oferta y demanda.
“Hay que ver el contexto minorista, porque puede saltar la especulación. Por ejemplo, en shock externos como bloqueo de carreteras, es difícil hacer un análisis cuando hay ruidos de la data”, comenta Midagri. La data expuesta en este informe considera un promedio nacional que refleja lo que sucede en la cadena agrícola. Sin embargo, si se hace zoom en Lima, la dinámica descrita hace que todo cambie.
Por ejemplo, el último día de enero, un mes en el que las protestas fueron fuertes, el precio en chacra de la papa (se toma la data de Huánuco, principal proveedor de este tubérculo para la capital) fue de S/ 1.80 por kilogramo. En los mercados mayoristas de Lima llegó a S/ 2.58 por kilogramo y en los mercados minoristas fue de S/ 5.65 por kilogramo. Es decir, el margen minorista fue de 118%.