Verano en alerta. De diciembre a febrero, Piura recibe en sus playas a 30,000 turistas aproximadamente, así lo indicó Mateo Gómez, presidente de la Cámara de Comercio y Producción. Este año, sin embargo, las costas piuranas enfrentan dificultades que las relegarían en la lista de destinos: primero, se registró un derrame de petróleo de Petroperú en Talara y, después, un oleaje anómalo está afectando algunas zonas clave durante la estación del sol.
Tras estos dos impactos, la Ciudad del Eterno Calor ve trastocado el movimiento económico en una temporada alta para la región. Los dueños de restaurantes y hoteles se despojan de la expectativa del Año Nuevo, una fecha de afluencia, y solicitan la intervención del Gobierno peruano.
De acuerdo con la Dirección de Hidrografía de la Marina de Guerra, el fuerte oleaje continuaría hasta el 1 de enero, pero los estragos ya se notan desde ahora. Es más, en solo dos días (hasta la mañana del último domingo) la cifra de puertos marítimos, caletas y terminales cerrados a nivel nacional por oleajes anómalos se incrementó de 81 a 101.
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Proyección de pérdida
La Cámara de Comercio y Producción de Piura recoge algunos datos iniciales y los detalla para diario Gestión. “Estimamos que la caída (del movimiento económico durante la temporada) va a ser de alrededor de 20%”, considera Mateo Gómez. Calcula que se mueven alrededor de S/46 millones en la temporada de verano, y que, con la proyección en negativo, la pérdida sería alrededor de S/9 millones.
Un segmento protagonista de este impacto es el sector de hoteles y hospedajes, sobre todo de los más pequeños. La capacidad de ocupación es solo del 40%, “cuando a estas alturas del año debería estar en un 80% o un 100%”, acota Gómez. Coincide Raúl Martínez, decano del Colegio de Economistas de Piura, quien identifica que, en promedio, 200 hoteles experimentaron un número considerable de cancelaciones.
“Si estimamos que 200 hoteles dejan de alquilar 5 habitaciones cada uno, a un costo de S/400 el día, por un intervalo de 3 días, la pérdida sería de S/1.2 millones”, computa.
Enumera, asimismo, los parajes con mayor recepción de bañistas —Máncora, Vichayito, Órganos, Lobitos y Cabo Blanco— y evalúa, al menos, un 25% de turistas que ya habría cancelado reservas o cambiado de planes. “Al menos 12,500 turistas dejarían de venir, considerando que ellos tenían un gasto promedio de S/ 300 por día por una estancia de aproximadamente 3 días”, detecta.
Gómez llega a la misma conclusión y precisa que, de la cantidad de visitantes, un 90% es nacional y un 10% extranjero. “El turista nacional puede gastar un promedio de S/1,300 en su estadía, por 3 o 5 noches. Mientras que el turista extranjero, S/3,800”, manifiesta.
Uno de los emprendedores que conforma la tasación de pérdidas es Julio López, quien dirige un hospedaje en Máncora. Con la catástrofe, sus futuros huéspedes se dispusieron a cancelar las reservas planificadas desde el 26 de diciembre hasta el 3 de enero.
El requerimiento de atención de López concuerda con el de todos los demás: aunque los emprendedores han tratado de protegerse con sacos llenos de arena, la fuerza del agua ha ganado la batalla. En esa línea, los dueños de los negocios piden la intervención de los estamentos gubernamentales. Ante Canal N, hicieron énfasis en que el dinamismo de la localidad se sostiene gracias al turismo: “Solamente de eso vivimos”. Además, más de 200 comercios estarían ya afectados solo en Máncora.
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Contexto alterno
La huella económica es notoria cuando se contrasta con un hotel costero que no ha sufrido los embates del maretazo y cuya expectativa de flujo de turistas sigue en pie. Juan Stoessel, CEO de Casa Andina, lamenta mucho los estragos en las zonas aledañas y refiere que la situación “puede cambiar la decisión de viaje, lo cual no es bueno porque esta es la temporada del norte”.
Aún así, relata que Casa Andina no ha registrado cancelaciones de reservas porque el atractivo de sus dos hoteles costeros se concentra en las piscinas. En esa línea, la demanda está cubierta: “En Zorritos (Tumbes) -donde también se registró oleajes anómalos- y en Paracas (Ica) estamos al 100%. Uno tiene cerca de 100 habitaciones y el otro cerca de 150, con una ocupación de 2.5 personas por habitación. Estamos en la máxima capacidad”, sostuvo.
Sector Transporte en aprietos
La Cámara de Comercio de Piura determina otro rubro perjudicado: el transporte local. Por ejemplo, una movilidad desde Talara hasta Lobitos circula entre 5 y 6 veces. “De esas 5 o 6 vueltas, descontando combustible, cada transportista puede generar más o menos S/ 240”, explica Gómez. Luego, remarca una reducción en la dinámica: “Ahora mismo están haciendo no más de 2 viajes diarios. Están recaudando una tercera parte de ingresos. Es grave”.
En la radiografía, Martínez también vislumbra esta afectación y la incluye en la cadena de valor. “Desde los proveedores locales de alimentos y artesanías hasta los servicios de transporte y guías turísticas”, formula.
El especialista enumera, además, los daños a infraestructura, los cuales generan costos adicionales al sector hotelero; la pérdida de empleo, ya que la reducción de la actividad turística conlleva a despidos temporales o permanentes en el sector; y el menoscabo a la imagen. “La difusión de imágenes de playas dañadas y la inseguridad generada por el oleaje pueden afectar la percepción sobre estos destinos turísticos y disuadir a futuros visitantes”, añade.
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Escenario de los pescadores artesanales
La Cámara de Comercio de Piura se preocupa por las condiciones de los pescadores artesanales. “Desde el primer día no han podido salir a pescar. Es gente que vive del día a día, de la pesca pagan sus créditos de redes, de provisiones, toda la cadena de valor alrededor de la pesca artesanal va a tener un impacto”, reconoce Gómez.
Hasta el momento, en playas y caletas de Talara, en Piura, los pescadores han perdido más de 150 embarcaciones artesanales. Además, alrededor de 80 trabajadores del Ñuro han optado por permanecer en sus vehículos marítimos ante el temor de que el oleaje de los lleve.
Yacila y Colán, en Paita, también han resultado afectadas. En estas playas, los pescadores indican que han perdido sus redes y carecen de recursos para comprar nuevas balsas o reparar las que han podido salvar.
Incluso Walter Astudillo, ministro de Defensa, compartió desde Tumbes un mensaje para ellos. “Hemos hecho un sobrevuelo para ver, de manera general, cuál es la magnitud de los daños ocasionados. El gobernador regional y los alcaldes se han comprometido a culminar la evaluación de los daños. Eso ingresa al sistema del Registro de Emergencias y Peligros del Sistema Nacional de Información para la Respuesta y Rehabilitación (SINPAD), y luego el Gobierno evaluará cuáles serán las medidas a adoptar”, aseveró.
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Sugerencias en favor del turismo
El Colegio de Economistas de Piura comparte con Gestión las medidas que podrían equilibrar la devastación. Considera, así, el requerimiento de un plan de reconstrucción y reactivación económica que incluya ayudas financieras para los hoteleros y empresarios turísticos afectados, así como programas de promoción en favor de la imagen de los destinos.
También, “es necesario diversificar la oferta turística y promocionar otras zonas de la región que no hayan sido afectadas por el oleaje”, dice Martínez. Para ello, es oportuno realizar inversiones en infraestructura turística con el fin de hacerla resistente a eventos climáticos extremos.
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