
El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de un arancel del 10% a productos peruanos ha encendido las alertas en los sectores exportadores nacionales, en regiones como La Libertad, Ica y Piura, particularmente en el agro, donde EE.UU. representa uno de los principales destinos. La medida supone un desafío, pero también una oportunidad para acelerar la diversificación comercial y mejorar la competitividad.
Según cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), solo en 2024 las agroexportaciones peruanas hacia EE.UU. generaron más de US$ 4,400 millones, lo que representó el 35% del total del sector. Productos como la uva, el arándano, el café y el espárrago lideran los envíos al país norteamericano. Por ello, la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) advierte que sectores como el agropecuario requieren un seguimiento cercano a los impactos de esta nueva política comercial.
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“Garantizar la competitividad de nuestra economía no solo requiere reacción oportuna, sino también coordinación entre el sector público y privado para proteger los empleos y mantener el dinamismo de nuestras exportaciones”, explica Franco Saito, economista de REDES.
Nuevas reglas de juego
Ante este escenario, el especialista subrayó la necesidad de ampliar el alcance comercial del país, explorando nuevos mercados y reduciendo la dependencia de destinos tradicionales. Asimismo, planteó la conveniencia de impulsar exportaciones con mayor valor agregado, lo que implica procesar y transformar la materia prima antes de su envío al exterior. Esta estrategia, afirmó, no solo mejora la competitividad de los productos peruanos, sino que también contribuye a la generación de empleo y al incremento de los ingresos para las familias.
Por otra parte, es importante recordar que Estados Unidos no solo ha impuesto aranceles a nuestro país, sino que lo ha hecho especialmente a potencias comerciales como China. A este país se le aplicó un impuesto del 145%. Para ponerlo en perspectiva: si por un producto chino que costaba US$ 100, antes se tenía que pagar US$ 25 por los impuestos, ahora se deberá pagar US$ 145 por el mismo concepto, más del doble del valor original. Otros países latinoamericanos, como Nicaragua y Venezuela, enfrentan tarifas del 18% y 15%, respectivamente.

En este contexto, sectores como el textil podrían verse directamente afectados. Saito explicó que la producción masiva de países asiáticos ya no priorizaría el mercado estadounidense y podría comenzar a dirigirse a otros destinos, como Perú, que mantiene tarifas arancelarias bajas. Existe la posibilidad de que esta situación sea una amenaza para el mercado interno, ya que productos importados, especialmente de origen chino, competirán en precio y volumen con los productos nacionales, desplazando la oferta local.
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No obstante, el economista también señaló que este contexto puede representar una oportunidad estratégica para los productores peruanos. Con exportaciones textiles hacia Estados Unidos que alcanzan actualmente los US$ 840 millones anuales, existe margen para crecer si se responde con agilidad y visión. El mantener aranceles más bajos que otros países competidores otorga al Perú una ventaja comercial clave que debe ser capitalizada para fortalecer su posicionamiento en el mercado estadounidense.
“Es necesario trabajar de manera colectiva: desde pequeños productores hasta las autoridades y el sector privado. Con inversión en innovación, capacitación y acceso a tecnología, Perú podrá adaptarse a los nuevos retos del comercio internacional y fortalecer su competitividad. Es clave fortalecer la capacidad de negociación y diversificación comercial. Con una visión estratégica, el país no solo podrá mitigar los efectos de las barreras comerciales globales, sino también posicionarse con mayor fuerza en el comercio internacional”, finalizó el especialista.