Para cuidar gente con demencia hace falta gente. Se considera un empleo de baja calificación, pero demanda enormes reservas de paciencia, empatía y bondad. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
Para cuidar gente con demencia hace falta gente. Se considera un empleo de baja calificación, pero demanda enormes reservas de paciencia, empatía y bondad. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)

Entre todas las tribulaciones del mundo, la creciente prevalencia de la demencia podría parecer una de las menos apremiantes. Es que no avanza a la velocidad de una infección viral sino con la parsimonia del cambio demográfico, y sus efectos recién se sentirán dentro de mucho tiempo. Pero la realidad es muy diferente pues la demencia ya es una emergencia global. La sufre más gente de la que pudiera ser atendida, no tiene cura y ninguna sociedad ha concebido una manera sostenible de brindar y financiar el cuidado que será necesario.