
Esta semana el Gobierno reconoció por primera vez que en el Perú -más allá del conocido avance de la explotación aurífera ilegal- existe también una escalada de la minería informal del cobre de gran envergadura, particularmente identificada en la zona de Apurímac, en área concesionada a Las Bambas.
En diálogo con la prensa extranjera, el ministro de Energía y Minas, Jorge Montero, confirmó la existencia de la mina informal denominada Apu Chunta, explotada por la comunidad campesina de Pamputa – en área concesionada a Las Bambas-, y de donde extrae unas 30,000 toneladas métricas de cobre por cerca de US$300 millones a precios actuales.
En ese momento el titular del Minem refirió que los operadores informales también habían invadido proyectos de exploración cupríferos operados por Southern Perú, First Quantum Minerals, y de Teck Resources, que también se estaban afectando.
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Invasión afectaría al proyecto Sulfobamba
En el caso de la invasión que protagoniza la comunidad de Pamputa, fuentes de sector explicaron que está ocupando áreas bajo concesión de la empresa MMG, que esa firma planeaba destinar para desarrollar su proyecto Sulfobamba, a fin de ampliar la vida útil de su mina Las Bambas.
El tajo Sulfobamba, cuya construcción esa compañía china planeaba iniciar entre los años 2026 y 2027, espera una inversión que podría llegar a los US$3,000 millones.
El año 2022, otras comunidades habían invadido el tajo Chalcobamba, de la misma MMG, para extraer cobre de manera informal, pero posteriormente fueron retirados de la zona.
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Extracción cuprífera ilegal abarca más áreas
Sin embargo, según expertos consultados por Gestión sobre el tema y de la evaluación de reportes poco difundidos en el país, se concluye que, en realidad, existirían cinco regiones del Perú donde ha escalado la extracción cuprífera en condiciones entre informales e ilegales, y que podría poner en riesgo otros proyectos para extraer ese mineral.
Así, en otra zona de la región Apurímac se advierte la presencia de más de 1,600 mineros ilegales que han invadido áreas del proyecto cuprífero Los Chancas, ubicado en el distrito de Tapayrihua, en la provincia de Aymaraes.
Esa iniciativa, de la empresa Southern Perú, estaba previsto para su puesta en marcha a partir del año 2031, con una inversión de US$2,600 millones.
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Pero, más allá de Apurímac, donde actualmente parece concentrarse la minería cuprífera ilegal, esa actividad al margen de la ley se extendería también a las regiones de Arequipa, Puno, Cusco y La Libertad.
Ya un informe del Instituto Peruano de Economía (IPE) realizado el 2024, había advertido que el aumento constante en la cotización del cobre, estaba impulsando el surgimiento de la minería cuprífera informal, no sólo en Apurímac, sino también en Cusco y Puno, donde los informales invadían las concesiones de compañías mineras formales.
Invasión en corredor minero del sur
De acuerdo con fuentes del sector minero, en general a lo largo del denominado corredor minero del sur, que discurre por los departamentos Apurímac, Cusco y Arequipa, se advierte numerosas perforaciones realizadas por mineros artesanales en busca del metal rojo, pero usando maquinaria pesada, y cuyo transporte se realiza en grandes vehículos.
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Al respecto, ya una investigación que había realizado Bloomberg meses atrás, había indicado que los mineros ilegales dedicados a la extracción de cobre en el sur, estarían pagando a personas conocidas como facturadores, o estarían usando el REINFO, para enviar lo extraído a plantas procesadoras ubicadas en Nasca (región Ica) para su presunta venta a traders internacionales que revenderían el mineral en el exterior.
José de Echave, investigador de la ONG CooperAcción, señaló que se ha visto un crecimiento muy importante de la extracción informal de cobre en el sur andino en general, en algunos casos, a manos de comunidades campesinas de la zona, no sólo en provincias altas de Apurímac, sino también en el Cusco.
Miguel Cardozo, CEO de Alturas Minerals, señaló que, si bien el foco actual está puesto en la extracción ilegal de oro en Pataz, el hallazgo de betas de cobre en el sur, en este caso en Arequipa, también ha atraído la presencia de mineros informales hacia esa región, si bien no se reporta acciones de violencia en esa zona como ocurre en el norte del país.
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Otras fuentes advierten también que la región Puno se estaría consolidando como un foco importante de la minería ilegal del cobre, con altos niveles de victimización y conflictos sociales relacionados.
En este caso, es preciso indicar que, después de Madre de Dios, que reporta la mayor cantidad de mineros informales inscritos en el REINFO (9,255), el segundo lugar lo ocuparía Puno, con cerca de 3,000 inscritos.
Explotación ilegal también en el norte
Igualmente, refieren que, si bien el foco de la atención hacia la minería ilegal para el caso del oro se concentra en Pataz, las autoridades han denunciado que en el distrito de Huamachucho, en otra parte de la región La Libertad, se extraen también cobre al margen de la ley.
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Tal actividad, detallan, se ejecuta de manera ilegal en socavones ocultos, uno de los cuales se ubicaría en el lugar conocido como “Bosque Polo”.
Al respecto, de Echave refirió que en la zona de Pataz no sólo se extrae oro de manera informal, sino abiertamente otros minerales incluso no metálicos, como el carbón antracita, igualmente en condiciones de violencia.
De acuerdo con Marcial García, experto en minería de EY Perú, el incremento continuo que registra el precio del cobre en el mundo, conlleva el riesgo de que en el Perú aumente la minería ilegal del ese metal.
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Ello es un riesgo, aun cuando -observó- el procesamiento y obtención de mineral de cobre es más difícil si se lo compara con la explotación ilegal del oro, que es relativamente más fácil de obtener.
Ya el especialista había señalado anteriormente que el avance en la minería ilegal del oro y la violencia contra empresas aurífera formales, sería una de las razones del freno en la consecución de nuevos proyectos formales para extraer ese metal precioso.
Proyectos en cartera
En esta ocasión, García dio a entender que lo mismo podría suceder con los proyectos de cobre, si es que siguen escalando sus precios (y no se frena la minería ilegal), recordando que un 70% de la cartera de proyectos que reporta el Minem, son para extraer cobre, si bien muy pocos tienen avance en su construcción.
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Al respecto, JP Morgan espera que el déficit mundial de cobre refinado aumente, lo que impulsaría sus precios a un promedio cercano a los US$11,000 por tonelada métrica (o US$4.98 por libra) para el 2026, desde los actuales US$9,479 por tonelada en promedio (US$4.38 por libra).
En el Perú existen actualmente 31 proyectos mineros de cobre, distribuidos en 14 regiones, que esperan una inversión de US$ 39,795 millones.
Estos proyectos incluyen tanto nuevas iniciativas como ampliaciones y reposiciones de minas existentes, ubicados en Áncash, Cajamarca, Moquegua, Arequipa, Apurímac, Cusco, Huancavelica, Junín, Pasco, Lima, La Libertad, Lambayeque y Piura.
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Comunicador social. Estudió en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, e Inglés en la PUCP. Diplomado en Economía y Finanzas en la Universidad de Esan.