Hay un elemento de incertidumbre que podría enfrentar las mineras: la futura provisión de agua, ante los escenarios de estrés hídrico que traen las sequías cada vez más frecuentes.
Según un estudio de la consultora McKinsey & Company, para el 2040 el cambio climático provocará cada vez más inundaciones y ausencia de lluvias, impactando el suministro de agua, lo que pondría en riesgo el 50% de la producción mundial de cobre, oro y hierro, y entre los siete lugares más impactados por ese evento, menciona al Perú.
Sin embargo, desde el cuarto trimestre del 2022 particularmente el sur del Perú -donde se concentran la mayor parte de proyectos mineros-, ya afronta sequías severas, que en ese año trajo el fenómeno La Niña, y que desde inicios del 2023 continuó con El Niño costero.
Para el segundo semestre del 2024 diversos especialistas coinciden en que hay la posibilidad de que vuelva a surgir La Niña y continúe la sequía.
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Cada vez más empresas reaccionan
Según expertos consultados por Gestión, hay por lo menos ocho empresas de la gran minería que han aplicado o están evaluando soluciones distintas a las tradicionales para asegurar su suministro de agua.
José De Piérola Canales, presidente de la Asociación Peruana de Ingeniería Hidráulica y Ambiental (APIHA), refirió que una de las alternativas que gana más terreno es el de incorporar plantas de desalinización cerca de las operaciones mineras, siguiendo el ejemplo del proyecto Tía María.
Esa tecnología de desalinización, pese a su alto costo, la están replicando también los proyectos mineros Cerro Lindo, en Ica, Bayóvar en Piura, Marcobre en Nazca, entre otros, citó el experto.
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Desalinización no solo en el mar
Vinio Flores, director del Centro de Gestión del Agua y Medio Ambiente de Gerens, explicó que, si bien es conocida la aplicación de la desalinización al agua de mar, se trata de una tecnología (por ósmosis inversa) que también se puede abastecer de otras fuentes.
Puso somo ejemplo ríos, lagos, lagunas o agua subterránea, que pueden tener contaminantes, pero pueden ser eliminados por plantas desalinizadoras para proveer de agua necesaria para la operación minera.
Se conoce que la empresa Gold Fields cuenta dentro de su campamento con dos plantas de CO2 y de ósmosis inversa, las cuales tienen la función de tratar el agua que discurre hacia los afluentes del Río Tingo (ubicado a pocos metros de la operación).
Esa compañía minera ha desarrollado proyectos de recirculación del recurso hídrico en sus operaciones, donde tras la captación de agua de lluvia y su tratamiento, abastecen sus procesos de extracción de mineral, sin usa agua que pueden emplear las comunidades vecinas.
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Reúso de aguas residuales
Otra opción que también estudian las empresas, anotó De Piérola, es el uso del agua residual (desagües) de los centros poblados en sus áreas de influencia, con entre 50 a 100 mil habitantes, de forma que, en lugar de verterse al mar o los ríos, se pueden canalizar a plantas de tratamiento para su reúso en la agricultura y las operaciones mineras.
Un caso emblemático de ello refirió, es el uso del agua del río Chili para el aprovechamiento de operaciones de la empresa minera Cerro Verde.
Además, mencionó que Southern y Antamina trabajan en investigaciones para poder recuperar la mayor cantidad de agua posible de los relaves, y dejarlos con un 12% a 18% de humedad, de esa manera se puede recuperar casi el 80% a 90% del agua y se puede recircular.
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Represas
De Piérola refirió que ahora las empresas del ramo están tomando acciones para enfrentar el problema en el suministro de agua con un enfoque territorial, que significa trabajar proyectos en las cuencas hidrográficas que permitan regular el agua, mediante la construcción de represas en las zonas altas.
La idea con este enfoque, explicó, es que se pueda almacenar el agua durante las temporadas de lluvias y se asegure su suministro en épocas de estiaje, pero no solo para la operación minera, sino para el riego agrícola y el consumo en las poblaciones de la zona de influencia de la mina.
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Recordó que la Ley General de Recursos Hídricos permite trabajar la gestión integrada del agua en las cuencas, con participación de los usuarios, sean agrícolas, industriales, mineros, etc. a través de consejos de cuenca, y dijo que ya hay avances en el tema.
Citó que hay seis consejos de cuenca ya consolidados y que se trabaja en consolidar otros doce más a nivel nacional, que podrían trabajar proyectos de regulación de agua (con reservorios).
Además, refirió que esas iniciativas se podrían ejecutar con los recursos que generan el canon y las regalías mineras, y que pueden favorecer tanto a las minas como a la producción agrícola.
Comunicador social. Estudió en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, e Inglés en la PUCP.
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