Redacción Gestión

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(Bloomberg View).- Faltando una semana para que el vote si abandona la Unión Europea, las encuestas muestran que la preferencia de la opinión pública está muy igualada. Los mercados financieros ofrecen un panorama distinto: una expectativa persistente de que el Reino Unido permanecerá. Cuando los mercados y las encuestas apuntan en diferentes direcciones, los mercados tienden a ser mejores pronosticadores.

Esto no quiere decir que los mercados no reflejan la ansiedad intensificada asociada a la incertidumbre de una elección importante. Los inversores no pueden ignorar las advertencias de autoridades como el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, que esgrime el fantasma de la calamidad, y del ex secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, que predice una recesión en el Reino Unido causada por una separación de Europa.

La moneda en la cual resulta más riesgoso invertir en este momento es la libra del Reino Unido, medida por las apuestas de los operadores a la magnitud de las oscilaciones en el precio de la divisa durante un período de 30 días. Esa medición de la volatilidad implícita a un mes subió recientemente hasta su nivel máximo desde la crisis financiera del 2008.

Superó a las 31 monedas más negociadas, lo cual significa que la libra es considerada en este momento más traicionera que el rublo ruso, el rand sudafricano y el real brasileño, según datos recopilados por Bloomberg. Si los operadores supusieran que el Reino Unido saldrá de la Unión Europea, estarían apostando a una continuación de la turbulencia para la libra y otros activos.

No es así. Si bien la volatilidad a un mes aumentó, la volatilidad a un año cambió poco o se mantuvo fija, según datos recopilados por Bloomberg.

Turbulencia a corto plazo, calma a largo plazo.El mercado bursátil muestra una expectativa similar. Las mediciones de la volatilidad implícita, tanto a un año como a un mes en el índice FTSE 100 vienen bajando desde el comienzo del año, lo cual sugiere que los inversores globales no anticipan fluctuaciones significativas en el valor de sus acciones, según datos de Bloomberg.

Más contundente aún es la prima en alza del FTSE 100 en comparación con su índice de referencia europeo, el Euro Stoxx 50, sobre la base de las ganancias a plazo esperadas. La prima promedio es de 20% este año, la más alta desde por lo menos 2005, cuando Bloomberg comenzó a recopilar estos datos.

En el mercado correspondiente a los títulos públicos del Reino Unido, los temores ligados a un Brexit o cualquier otra amenaza están disminuyendo. Después de alcanzar un pico en abril, las permutas de incumplimiento crediticio del Reino Unido, que son el equivalente de las pólizas de seguro contra la pérdida de valor de los bonos públicos, bajaron 27% desde su peor precio (el más alto) del 2013. El retorno sobre el bono del Reino Unido de referencia, el gilt a 10 años, cayó hasta 1,144%, el nivel más bajo desde 1992, cuando Bloomberg comenzó a recopilar esos datos.

Con su referéndum programado para el 23 de junio, el Reino Unido no es el único país que se apresta a votar por una cuestión vinculada a la soberanía nacional respecto de la cual encuestas y mercados divergen. En por lo menos otros tres casos, los mercados resultaron ser más confiables.

Durante las semanas previas al plebiscito de 1995 en Quebec por la secesión de Canadá y en la votación de 2014 en Escocia por la independencia del Reino Unido, la dicotomía era similar. Los mercados no señalaban una ruptura.

A esta altura, el año pasado, dominaban el mundo titulares de diarios y comentarios que predecían la cesación de pagos de Grecia y su salida de la moneda euro que comparte con 23 países, incluyendo Ciudad del Vaticano. El mercado para la deuda pública griega desmintió ambos desenlaces en tanto el retorno sobre el bono público de referencia a 10 años nunca se acercó a su pico de casi 30% en 2012 –coqueteando brevemente con un 19% en julio para luego recuperarse hasta menos de la mitad de ese retorno. Los bonos griegos terminaron siendo el activo con mejor desempeño del mundo en 2015.

En las últimas semanas previas al referéndum de Quebec en octubre, hace 21 años, la volatilidad a un mes del dólar canadiense se hallaba en su nivel más alto desde 1988, indicando una crisis económica. Nunca se produjo, por supuesto, y los quebequenses continúan siendo canadienses.

Los mercados dicen que no es diferente esta vez con el Brexit.

Por Matthew Winkler.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión del consejo editorial ni de Bloomberg LP y sus propietarios.