Durante la brutal liquidación de las criptomonedas el mes pasado, los volúmenes también se hundieron, un hecho que no augura nada bueno para las bolsas que negocian los tokens digitales.
En enero, el volumen total al contado se desplomó a US$ 1.8 billones, una disminución de más del 30% con respecto al mes anterior, según un informe de CryptoCompare. Fue el volumen más bajo desde fines del 2020. Incluso en su pico intramensual de US$ 91,000 millones el 24 de enero, las operaciones disminuyeron casi un 50% desde diciembre.
“Es un momento excepcionalmente tranquilo, temible e incierto en las criptomonedas”, dijo Ed Hindi, director de inversiones y cofundador de Tyr Capital. “El dinero inteligente, como se dice, no duerme, no se toma vacaciones. Pero los operadores de tres días en criptomonedas se toman un descanso, especialmente cuando se ven perjudicados”, señaló, refiriéndose a un término de la industria para los actores institucionales y otros jugadores más grandes.
La caída del volumen de operaciones tendrá un impacto directo en los ingresos de Coinbase Global Inc. (ticker COIN) y Robinhood Markets Inc. (HOOD), según Julie Chariell, analista de Bloomberg Intelligence. Aproximadamente el 90% de los ingresos de COIN y alrededor del 40% de los de HOOD provienen de las operaciones de criptomonedas.
“HOOD ya formuló expectativas de resultados de ganancias más débiles para el primer trimestre, en parte debido a la desaceleración de las criptomonedas”, dijo Chariell. COIN aún no ha realizado su conferencia telefónica trimestral, pero cuando lo haga, su perspectiva para el primer trimestre “probablemente será suave”.
Los inversionistas en monedas digitales y otros activos de mayor riesgo se han visto golpeados en lo que va del 2022, afectados la renovada postura agresiva de la Reserva Federal que se prepara para retirar los estímulos del sistema.
El bitcóin, la mayor criptomoneda, ha perdido una quinta parte de su valor este año, mientras que algunas monedas más pequeñas, así como los tokens influenciados por el sentimiento de las redes sociales, han registrado caídas aún mayores.
Un índice que rastrea las 100 principales criptomonedas ha bajado un 26% en lo que va del año, mientras que el índice Bloomberg Galaxy DeFi, que agrupa algunos de los mayores protocolos y aplicaciones de finanzas descentralizadas, ha caído un 31% en el mismo lapso.
La demanda de todo lo relacionado con las criptomonedas se disparó en el 2021, mientras que el administrador de criptoactivos Grayscale Investments descubrió que la mayoría de los inversionistas se habían involucrado en esta clase de activos durante el año. Eso significa que la reciente caída podría ser perjudicial para cualquiera que haya ingresado hace relativamente poco tiempo. De hecho, un análisis reciente de Glassnode reveló que casi toda la oferta de los inversionistas a corto plazo ha caído.
“El interés del común de los mortales puede tardar más tiempo en sanar”, escribió en una nota James Malcolm, jefe de investigación de divisas y criptomonedas de UBS, señalando, sin embargo, que ese no es necesariamente el caso en el ámbito del capital de riesgo.
No ayuda el hecho de que los recuerdos del último “criptoinvierno” —una frase endémica del espacio de los activos digitales que se refiere a una fuerte caída seguida de meses de estancamiento— estén renovando los temores de que actualmente se podría estar repitiendo esa situación. El último declive de este tipo ocurrió en 2018, cuando el bitcóin cayó alrededor de un 80% y, posteriormente, tardó más de un año en alcanzar otro máximo.
“A pesar de que el bitcóin tiene su propio respaldo fundamental muy significativo, existe ese elemento de especulación desenfrenada que influye”, dijo Jurrien Timmer, director de macro global en Fidelity Investments.