Freeport-McMoRan Inc. y Goldman Sachs Group Inc. comparten una perspectiva alcista frente al cobre. Sin embargo, parecen divergir en cuanto al impacto que tendrían los precios más altos en el crecimiento de la oferta.
Nicholas Snowdon, analista de Goldman, dijo en una conferencia sobre el cobre el miércoles que los precios actuales, casi en récord, deben subir mucho más para estimular una respuesta de la oferta. Al día siguiente, el director de Freeport, Richard Adkerson, dijo que la rigidez del mercado “va mucho más allá de un problema de precios”.
Así, mientras empresas de producción cobre como Freeport —el principal productor que opera en bolsa— acumulan dinero, no hay mucho que puedan hacer para acelerar significativamente los proyectos dado el deterioro de la calidad de los depósitos y los entornos operativos más exigentes, dijo Adkerson en una entrevista. Eso es un problema, ya que la demanda de cobre aumentará en la transición hacia la energía limpia.
“Incluso si el precio del cobre se duplicara de la noche a la mañana, pasarían años antes de que tuviéramos una producción incremental significativa”, comentó. “El mercado lo necesitará mucho más rápido de lo que compañías como la nuestra pueden producir”.
Cuando se le preguntó sobre el impacto de los recientes cierres por covid, Adkerson dijo que la demanda de cobre de la nación asiática “se ha mantenido notablemente fuerte”, y la compañía no ve ningún problema para vender su material a las fundiciones allí.
La invasión rusa a Ucrania tiene un impacto menor en el cobre que en otras materias primas dado que Rusia representa menos del 5% del suministro mundial. Aun así, cualquier interrupción significativa se puede sentir en el mercado ajustado actual, dijo.
La gran pregunta sin respuesta es cómo afectará la guerra a la economía global y, por lo tanto, a la demanda de cobre en el futuro. “Nadie tiene una idea clara en este momento”, indicó Adkerson.
A menos que haya una interrupción económica significativa, el cobre escaseará a medida que aumente la demanda de los sectores de vehículos eléctricos y energía renovable, dijo Adkerson, de 75 años. La chatarra y los sustitutos tendrán que ayudar a aliviar los déficits que se avecinan, añadió.
Freeport, con sede en Phoenix, está haciendo su parte para impulsar la producción global. Una nueva operación subterránea en Indonesia se está acelerando para convertirse en la segunda mina de cobre más grande del mundo, y la compañía está expandiendo minas en Arizona y trabajando en nuevas tecnologías para extraer más metal.
En Chile, Freeport aplazó una decisión sobre una gran inversión hasta que haya mayor certeza a medida que el nuevo Gobierno se prepara para aumentar los impuestos. Además de la situación fiscal, Adkerson expresó su confianza en Chile mientras una asamblea de delegados electos escribe una nueva constitución.
Cuando se le preguntó si las dificultades para construir nuevas minas hacen que la compra de activos sea más atractiva, dijo que las adquisiciones no son parte de la estrategia fundamental de Freeport, aunque si surgieran oportunidades, se considerarían.
Si bien el enfoque está en expandir las minas existentes, “si surgiera una oportunidad en la que pudiéramos crear valor para los accionistas, estamos en una posición para poder ejecutar eso”, dijo.