Los precios del cobre caían el martes, lastrados por las preocupaciones sobre la variante ómicron del coronavirus y su impacto en la demanda y el crecimiento, pero el declive era limitado por cifras fabriles más altas a lo previsto en China y por las bajas existencias del metal.
A las 1116 GMT, el cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres cedía un 0.9% a US$ 9,491 la tonelada.
“Si bien la gravedad de la nueva variante sigue siendo una gran incertidumbre, proyecta una sombra sobre el crecimiento de la demanda en el futuro cercano y complica aún más la cadena de suministro”, dijo la analista de ING Wenyu Yao.
“Para la mayoría de los metales de la LME, las existencias en declive continúan brindando cierto apoyo”, añadió.
La farmacéutica Moderna dio la voz de alarma con una advertencia de que las vacunas COVID-19 existentes serían menos efectivas contra ómicron de lo que lo han sido contra la variante delta.
La actividad fabril de China repuntó inesperadamente en noviembre, creciendo por primera vez en tres meses ante el descenso de los precios de las materias primas y el menor racionamiento de energía.
Las existencias de cobre en almacenes registrados en la LME han estado cayendo desde finales de agosto y ahora se sitúan en 76,450 toneladas. Está previsto que salgan otras 10,350 toneladas en los próximos días.
Las preocupaciones sobre la disponibilidad de cobre en el mercado LME han creado desde hace algunas semanas una lucha por la entrega cercana y una prima por el metal al contado sobre el contrato de tres meses.