El crudo subía el lunes después de que los países de la OPEP+ mantuvieron sus objetivos de producción a la espera de una prohibición de la Unión Europea y de un tope de precios del G7 que entró en vigor para el petróleo ruso.
Al mismo tiempo, en una señal positiva para la demanda de combustible en el principal importador petrolero mundial, más ciudades chinas suavizaron las restricciones por el COVID-19 durante el fin de semana.
Los precios treparon hasta un 2% a primera hora del día, pero a las 09:45 GMT, los futuros del Brent subían US$ 1.51 o un 1.8%, a US$ 87.08 el barril, y los del West Texas Intermediate en Estados Unidos ganaban US$ 1.40 o un 1.8%, a US$ 81.38.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, un grupo que incluye a Rusia y es denominado de forma conjunta como OPEP+, acordaron el domingo mantener su plan de octubre de recortar la producción en 2 millones de barriles diarios desde noviembre hasta 2023.
“La decisión (…) no es una sorpresa, dada la incertidumbre en el mercado sobre el impacto de la prohibición de importar crudo de la UE a Rusia desde el 5 de diciembre y el tope de precios del G7″, dijo Ann-Louise Hittle, vicepresidenta de la consultora Wood Mackenzie.
“Además, el grupo de productores se enfrenta a un riesgo a la baja por el posible debilitamiento del crecimiento económico mundial y la política china del COVID-19”, agregó.
Los países del Grupo de los Siete (G7) y Australia pactaron la semana pasada un tope de US$ 60 el barril para el petróleo ruso transportado por mar.
La actividad empresarial y manufacturera de China, la segunda economía mundial, se ha visto afectada este año por las estrictas medidas adoptadas para frenar la propagación del coronavirus.