El cobre cotizaba estable el viernes, pero se dirigía a su primera caída anual desde 2018 debido a las preocupaciones sobre la demanda creadas por el aumento de los casos de COVID-19 en el principal consumidor, China, una desaceleración del crecimiento mundial y el aumento de los inventarios.
A las 10:46 GMT, el cobre de referencia en la Bolsa de Metales de Londres (LME) ganaba un 0.1% a US$ 8,426 la tonelada. Los precios del metal rojo, muy utilizado en los sectores de la energía y la construcción, van camino de caer un 13% este año.
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“En Estados Unidos existe el temor de que la Reserva Federal empuje la economía a la recesión; en Europa, la crisis energética ha ejercido una enorme presión sobre las empresas y los consumidores”, dijo Michael Widmer, analista de Bank of America.
“En China, varios problemas, como los confinamientos continuos por el COVID, que tanto afectaron a la actividad a principios de año, han sido motivo de preocupación”, agregó.
El levantamiento de las restricciones por parte de China, tras las protestas generalizadas, significa que el COVID-19 se está extendiendo en gran medida sin control y es probable que infecte a millones de personas al día, según algunos expertos internacionales en salud.
Por otra parte, el precio del plomo subía un 0.2% a US$ 2,277 la tonelada, tras tocar en la víspera los US$ 2,302.50, su máximo desde el 5 de mayo, debido a la preocupación por los suministros y la disminución de las existencias en los almacenes autorizados por la LME, que están cerca de mínimos de 15 años en 25,000 toneladas.
En otros metales básicos, el aluminio ganaba un 0.4% a US$ 2,414, el zinc mejoraba un 0.5% a US$ 3,000, el estaño avanzaba un 0.9% a US$ 25,150 y el níquel mejoraba un 1.6% a US$ 30,745.
Con información de Reuters