Los precios del níquel tocaban el miércoles su máximo en una década, ya que los inversores apuestan a que las automotrices tendrán problemas para asegurar el suministro de sus baterías para vehículos eléctricos a medida que los inventarios bajan, mientras que el cobre subía con fuerza.
El níquel era el que mejor desempeño mostraba entre los metales industriales, que avanzaban por menores preocupaciones sobre el crecimiento económico en China, principal consumidor de metales.
A las 11:30 GMT, el níquel a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) subía un 3.7%, a US$ 22,610 la tonelada, tras haber trepado antes un 4.4%, a US$ 22,745, su máximo desde agosto de 2011.
“El rey de las baterías, el níquel, ha sido el motor inicial, superando el nivel de los US$ 21,000 y más, y ahora el repunte se está filtrando al cobre y a los demás”, dijo Ole Hansen, de Saxo Bank en Copenhague.
“El foco de atención en China se está alejando de las preocupaciones por la desaceleración del sector inmobiliario para dar mayores señales de que van a proporcionar estímulos y apoyo a la economía, algo que beneficiará a los metales industriales”, agregó.
Las existencias de níquel en los almacenes de la LME se han reducido a la mitad en los últimos cinco meses, a 99,462 toneladas, en mínimos desde diciembre de 2019, mientras que los inventarios de níquel refinado en los almacenes de la Bolsa de Futuros de Shanghái operaban cerca de un mínimo histórico de 4,455 toneladas alcanzado en agosto de 2021.
Analistas de Goldman Sachs prevén que el mercado de níquel tendrá un déficit de 30,000 toneladas en 2022, por encima de su previsión de agosto de un déficit de 13,000 toneladas.
En otros metales básicos, el cobre en la LME subía un 2.7%, a US$ 9,986 la tonelada, su máximo desde el 21 de octubre; el aluminio ganaba un 1.8%, a US$ 3,023; el plomo avanzaba un 1.6%, a US$ 2,337; el zinc sumaba un 0.8%, a US$ 3,583; y el estaño mejoraba un 2%, a US$ 41,330, tras tocar un récord a US$ 41,490.