Se perfila que agosto será el mes más tranquilo de este año para las acciones estadounidenses, y los operadores observan de cerca el vencimiento el viernes de US$ 2 billones en opciones en busca de pistas sobre si la tranquilidad durará.
Lo que está en juego es la consideración de que los mercados de derivados de alguna manera han desempeñado un papel clave en la supresión de la volatilidad, obligando así a los operadores cuantitativos a comprar acciones y, a su vez, atraer de nuevo al mercado a un grupo más amplio de inversionistas a perseguir ganancias.
Después de probablemente estimular un repunte de las acciones durante la calma del verano, algunos estrategas advierten que esta actividad benigna en el mercado de opciones, generalmente impulsada por los operadores de Wall Street, podría desaparecer en un momento crítico.
Con el retiro anual de banqueros centrales en Jackson Hole, Wyoming, los datos pendientes sobre inflación y empleo, y el anuncio de política monetaria de la Reserva Federal, las próximas semanas estarán llenas de catalizadores potenciales para un caos en el mercado.
Cerca de US$ 2 billones en opciones están a punto de vencer, lo que obliga a los titulares a renovar las posiciones existentes o comenzar otras nuevas. Este acontecimiento mensual incluye US$ 975,000 millones en contratos vinculados al S&P 500 y US$ 430,000 millones en derivados de acciones individuales cuyo vencimiento está programado, según estimaciones de Rocky Fishman, estratega de Goldman Sachs Group Inc.
Las acciones han restaurado aproximadamente US$ 7 billones en valores desde mediados de junio, ya que lo que comenzó como una presión corta se desató en una ola de compras por parte de aquellos que abandonaron las acciones durante el desenfreno del primer semestre en medio de temores de que la agresiva campaña de lucha contra la inflación de la Reserva Federal podría llevar a la economía a una recesión. Desde entonces, las acciones se han recuperado ya que los datos reflejaron un mercado laboral sólido y una inflación más moderada de lo esperado.
Los operadores intentarán empujar el S&P 500 hacia 4,300 para que sus contratos de opciones valgan la pena, según Brent Kochuba, fundador del servicio analítico SpotGamma. Cualquier falla en alcanzar este umbral sugeriría que el último repunte está perdiendo impulso, lo que podría abrir las puertas a los vendedores.
Si la inflación sube más de lo esperado y las autoridades de política monetaria de la Fed intensifican su retórica de tono duro, eso desencadenaría turbulencias en los activos, dice Charlie McElligott, estratega en Nomura Securities International.
Por otro lado, a menos que haya perturbaciones macroeconómicas negativas, los gestores de fondos se encuentran bajo presión para seguir persiguiendo el repunte dado su posicionamiento de renta variable relativamente bajo.