“En Corea, las personas de 20 y tantos años solo tenemos dos formas de enriquecernos: o ganamos la lotería o comerciamos acciones”, dice Lee, cuyo nuevo trabajo es en un hospital, quizás el único gran empleador en estos tiempos de COVID-19.
“En Corea, las personas de 20 y tantos años solo tenemos dos formas de enriquecernos: o ganamos la lotería o comerciamos acciones”, dice Lee, cuyo nuevo trabajo es en un hospital, quizás el único gran empleador en estos tiempos de COVID-19.

Jenny Lee tiene un sueño: ser propietaria de un departamento en Seúl, la capital de Corea del Sur, donde las casas se venden a alrededor de US$1 millón cada una.

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