El retorno del barril de crudo a los US$ 100 y las repercusiones de la invasión rusa de Ucrania hacen que operadores e inversionistas se pregunten adónde puede acudir el mundo en busca de más suministros. Para aquellos que miran hacia América Latina, la respuesta sería: piénsenlo de nuevo.
La región es un exportador histórico de productos básicos y en anteriores ciclos de precios de materias primas ha respondido con barriles adicionales. Pero esta vez, no está preparada para aumentar su producción, a pesar del repunte de la demanda por COVID-19, los bajos inventarios y la agitación geopolítica, a medida que la guerra en Ucrania genera la posibilidad de sanciones que limitarían el comercio de crudo de Rusia, uno de los mayores productores del mundo.
Otra razón por la que el mercado del petróleo está tan ajustado son los años de inversión insuficiente en la producción. Eso ayuda en parte a explicar por qué América Latina no exportará mucho más crudo en el corto plazo. El aumento de la producción se ha estancado en Brasil, el mayor productor de la región, y es poco probable que se recupere hasta que entren en funcionamiento nuevos buques de producción de aguas profundas en 2023.
La producción mexicana se ha visto afectada por los problemas financieros y operativos de la paraestatal Petróleos Mexicanos, mientras que otros productores se han desmotivado ante el retorno del país al nacionalismo de recursos bajo el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. La consultora energética IPD Latin America prevé que México aumente su producción en unos 40.000 barriles por día este año.
“La mayoría de los productores latinoamericanos están al máximo de su capacidad en este momento”, dijo Todd Martínez, director sénior de Fitch Ratings que cubre la región. “Por ahora, el auge viene del precio”.
Esto significa que cualquier suministro adicional deberá provenir de los productores de shale de EE.UU. y la Organización de Países Exportadores de Petróleo en un mercado donde la demanda ha vuelto a los niveles anteriores al COVID, pero la producción no. Según Rystad Energy, a nivel mundial existe un déficit de suministro de 1.5 millones de barriles por día que podría aumentar a 2 millones de barriles por día para el verano en el hemisferio norte.
En el 2020, la producción de Colombia cayó a un mínimo de 11 años y continuó bajando el año pasado debido a una combinación de la pandemia y las protestas en las regiones productoras de petróleo. La industria colombiana necesitará grandes inversiones, en shale o nuevos descubrimientos en alta mar, para recuperar lo perdido.
Venezuela con sus sanciones es quizás la mayor incógnita. El año pasado, el país aumentó inesperadamente su producción de petróleo por primera vez en siete años. Los expertos señalan que el país no podrá aumentar mucho más su producción sin antes invertir en perforación y reparación de equipos.
Por su parte, Ecuador está registrando ganancias más fuertes gracias a los precios más altos del petróleo, ya que la materia prima representa una mayor parte de sus ingresos fiscales en comparación con países como México, Brasil y Colombia, que extraen más crudo, según Fitch. Aun así, la Agencia Internacional de Energía proyecta una producción estable este año.
Los dos países con mayor potencial para expandirse, Brasil y Guyana, no están en una posición como la de los productores de shale de EE.UU. o Medio Oriente, donde los nuevos pozos pueden entrar en funcionamiento en cuestión de meses. La realidad es que toma años construir los petroleros de producción masiva y luego, al menos, un año más para conectar todos los pozos en el océano abierto.
Mientras tanto, los precios más altos del combustible alimentan la inflación y las preocupaciones de los consumidores en todo el mundo y en la región. Los costos de la energía se han convertido en un tema de campaña en Brasil, en tanto que Ecuador congeló los precios de los combustibles a fines del año pasado. Después de que Rusia atacó los objetivos en Ucrania, el petróleo Brent se disparó por encima de los US$ 105.
Si bien América Latina solo extrae alrededor del 8% del petróleo del mundo, se le cita regularmente como una fuente clave de suministros incrementales fuera de la OPEP. Mientras tanto, en enero, Rusia producía 11.3 millones de barriles de petróleo al día, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.
En una región históricamente dependiente de productos básicos, la inversión en petróleo fue un eslogan ganador entre los votantes que lo vieron como un camino hacia el desarrollo social y la energía asequible. Esta década, algunos países están comenzando a ver un cambio hacia políticas más ecológicas que se centran en las energías renovables en lugar de combustibles fósiles.