El rublo sufrió un desplome histórico al iniciarse la ofensiva rusa en Ucrania, pero se recuperó rápidamente en parte gracias al sector energético, aunque este rebote no ilustra la salud real de la economía.
A finales de febrero, el mercado cambiario pareció fuera de control. El rublo batió mínimos históricos frente al dólar, que se cotizaba a 100 rublos, luego a 120... hasta superar los 140 rublos por dólar el 7 de marzo.
Pero desde entonces, la moneda rusa no ha dejado de recuperar terreno ante la divisa estadounidense, que este viernes se negoció a 71 rublos, su tasa más baja desde el otoño boreal del 2021, y con el euro a 77 rublos, un mínimo desde junio del 2020.
Para las autoridades, la fortaleza del rublo es una excelente noticia, que muestra a la población que las sanciones no están minando la fortaleza rusa.
Pero ¿cómo explicar este comportamiento del rublo cuando no se dejan de intensificar las sanciones?
Petróleo a raudales
Para Sofya Donets, economista jefe para Rusia del banco de inversión Renaissance Capital, la respuesta está en un superávit comercial sin precedentes.
“Las importaciones de Rusia disminuyeron, mientras que las exportaciones son sólidas. Y con los altos precios de los hidrocarburos, esto se traduce en un superávit comercial estimado de US$ 20,000 millones a US$ 25,000 millones en marzo”, un récord, según la economista.
El petróleo y el gas (principales exportaciones de Rusia) siguen fluyendo, lo que llena las arcas del país.
“Es cierto que el petróleo ruso (Urals) se vende a un precio más bajo” que el Brent, “pero sigue siendo superior al precio del 2021″, añade Donets.
Por eso, los países occidentales tratan de apuntar ahora a este sector. Estados Unidos anunció a principios de mes un embargo al petróleo ruso. Y la Unión Europea (UE) aprobó el jueves un embargo sobre el carbón ruso, así como el cierre de los puertos europeos a los barcos de ese país.
“Son anuncios que hacen ruido, pero si nos fijamos en las cifras, sólo afecta al 5% de las exportaciones rusas”, señala Sofya Donets.
Mientras Europa, el mayor comprador de hidrocarburos rusos, siga comprando gas, Moscú tiene asegurados importantes ingresos.
A la fortaleza de las exportaciones se suma el estricto control de capitales ordenado por el Banco Central de Rusia (BCR).
El BCR fue golpeado por el bloqueo de sus reservas de divisas en el extranjero, por un total cercano a los US$ 300,000 millones. Esas reservas le servían tradicionalmente para defender al rublo en coyunturas difíciles.
Para compensar el golpe, el BCR obligó a todas las empresas exportadoras a vender el 80% de sus ingresos en divisas para comprar rublos.
Los particulares, por su lado, no pueden comprar más de US$ 10,000 por mes ni salir del país con un monto superior a esa suma.
Y como la mayoría de las transferencias internacionales de dinero están bloqueadas, y a los extranjeros se les prohíbe vender sus activos rusos, el mercado financiero funciona prácticamente en circuito cerrado.
Desconexión del rublo
Los controles de capitales funcionaron con tanta eficacia que el BCR sorprendió este viernes al anunciar una reducción de su tasa de referencia, al 17%, después de haberla duplicado al 20% el 28 de febrero.
Y por la noche volvieron a sorprender al anunciar que a partir del 18 de abril autorizarían nuevamente la venta de divisas a los ciudadanos, aunque solo las que los bancos hayan ingresado a partir del día 9.
Las autoridades rusas encontraron “espacio para concentrarse en los problemas internos”, buscando un equilibrio entre la inflación galopante y la recesión económica que se perfila, indica una nota de Renaissance Capital.
La inflación interanual en Rusia llegó en marzo a 16.7% interanual (el cuádruple del 4% que el BC se fijó como meta para este año) y Renaissance Capital prevé un pico de 24% durante el verano boreal, antes de refluir.
“El mercado de acciones rusas y el rublo están desconectados de los factores macroeconómicos globales y del flujo de informaciones”, señala Alfa Bank, que estima que la cotización del dólar será de 80 a 85 rublos en un futuro cercano.
“El valor del rublo se convirtió en un instrumento local, dado que no hay flujos financieros. El mercado está actualmente destruido y la cotización de una divisa es un factor de los intercambios internacionales”, apunta Sofya Donets.
¿A cuánto cotizaría el dólar sin control de capitales? “Difícil decirlo”, admite la analista, explicando que se trata de una situación sin precedentes.