El año 2021 esfumó las expectativas optimistas del sector automotriz y dejó una nueva caída para la industria, que vio cómo la fabricación de autos se contrajo un 2% con respecto al 2020 debido a los cuellos de botella en la importación de semiconductores y a una exportación que no llega a los niveles esperados.
Para el presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), José Zozaya, el año que acaba de terminar conjugó una “tormenta perfecta”.
“Obviamente, los efectos de la crisis económica derivada de la pandemia, otro (factor) fue la falta de energía en la región norte derivada de la helada en Texas (en febrero pasado) y otro, muy notorio, es la falta de producción de semiconductores, esto se sumó a una crisis logística en los puertos”, lamentó Zozaya.
Las palabras de Zozaya van de la mano con un difícil panorama que pintó este viernes el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en un informe sobre el estado de salud del sector.
De acuerdo con el Inegi, en diciembre la producción tuvo una precipitación de 16.51% y, en general, el último mes del año tuvo una caída en las ventas en el mercado interno cercana a 8%.
El mazazo a la industria, con un total de un millón de empleos directos, resuena en un país como México, cuyo Producto Bruto Interno (PBI) general depende casi en 4% del sector y el PBI manufacturero en 20.5%, según la AMIA.
Además, las ventas al exterior de los automóviles fabricados en el país representan el 25% de las exportaciones, según los datos de la Secretaría de Economía.
La directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller, destacó que los cerca de 2.7 millones de vehículos exportados en el 2021 representan, “exceptuando el 2020, el menor nivel desde el 2014″.
De acuerdo con las expectativas de la AMIA, se llegará a los niveles prepandémicos en el 2024.
Falta de semiconductores
Los analistas coinciden en que el principal escollo para la recuperación es la falta de semiconductores (chips).
Estos artefactos sirven para conducir la electricidad, en el caso de los automóviles, y funcionan para poner en marcha algunas funciones básicas como el velocímetro.
Sin embargo, la pandemia y el auge del teletrabajo generaron un cambio radical en la demanda de estos productos, fabricados principalmente en Asia.
Y la lenta reapertura de la economía global generó cuellos de botella en el suministro de los chips.
“La información que tenemos es que los semiconductores llegan, pero no en las cantidades requeridas o para los modelos requeridos algunas armadoras nos han comentado que, probablemente, terminado el primer semestre de este año esto ya esté regularizado”, estimó Zozaya.
Conflicto binacional
Otra pata en la crisis automotriz está estrechamente ligada a Estados Unidos, principal socio comercial de México.
Los roces con el vecino del norte a lo largo del 2021 dejan en alerta a la industria mexicana.
El pasado jueves, la Secretaría de Economía pidió la creación de un panel para resolver las diferencias con los estadounidenses en la aplicación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en el apartado de las exportaciones automotrices y sus reglas de origen.
A esta queja se sumó en agosto Canadá, ya que ambos países consideran que Washington tiene una interpretación errónea del acuerdo.
El T-MEC establece que, para evitar aranceles en la exportación, los automóviles deben contar con un 75% de partes hechas en Norteamérica.
Este no ha sido el único choque con Estados Unidos a raíz del T-MEC.
Los incentivos fiscales de Estados Unidos para la compra de autos eléctricos, de fabricación mayoritariamente local, también provocaron molestia en el Gobierno y en el empresariado mexicano por considerar que afectaría los intereses de la industria.
Choque con el gobierno
En la AMIA muestran preocupación por un par de decisiones de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador que, a su juicio, podrían afectar sus ingresos y enfangarían la ruta para la recuperación.
Por un lado, está la iniciativa de reforma eléctrica del Gobierno, que busca limitar a 46% la participación privada en el mercado de generación eléctrica y reforzar la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE).
A criterio de la asociación, la posible puesta en marcha de la reforma —que debe debatirse en el Congreso— aumentaría los costes de producción de la industria.
Sumado a esto, Zozaya mostró su preocupación por la regularización a los automóviles ilegales importados desde Estados Unidos —conocidos coloquialmente como autos chocolate— y que López Obrador legalizó en octubre pasado con la condición de que sus usuarios paguen 2,500 pesos (unos US$ 125) para que puedan circular.
“Nosotros estamos en México para cumplir con las leyes y los reglamentos, lo que queremos es que sea exigible para todos esto quiere decir que el Gobierno también cumpla con las leyes. Queremos que se nos escuche”, apuntó Zozaya.