La historia no se repite, pero muchas veces se parece. En vísperas del 50 aniversario de la primera crisis petrolera mundial, es fácil establecer paralelos entre octubre de 2023 y octubre de 1973: un ataque sorpresa contra Israel y un aumento de los precios del petróleo. Pero el parecido termina ahí.
La economía mundial no está a punto de sufrir otro embargo petrolero árabe que triplique el precio del barril de crudo. Sin embargo, sería un error restar importancia a las posibilidades de que el mundo enfrente precios del petróleo más altos durante más tiempo.
La situación es fluida, y para el mercado petrolero, todo depende de cómo responda Israel a Hamás, que lanzó el ataque, y a Irán, que suele mover los hilos del grupo palestino. Aun así, podemos sacar algunas conclusiones provisionales:
1) La crisis no es una repetición de octubre de 1973. Los países árabes no están atacando a Israel al unísono. Egipto, Jordania, Siria, Arabia Saudita y el resto del mundo árabe observa los acontecimientos desde fuera, no participan en ellos.
2) El propio mercado petrolero no tiene ninguna de las características anteriores a octubre de 1973. En aquel entonces, la demanda de petróleo aumentaba y el mundo había agotado toda su capacidad de producción excedente. Hoy, el crecimiento del consumo se ha moderado, y es probable que se desacelere aún más a medida que los vehículos eléctricos se conviertan en una realidad. Además, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos disponen de una importante capacidad excedente que pueden utilizar para frenar los precios, si deciden hacerlo.
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3) Y lo que es más importante, en la actualidad, los países de la OPEP no intentan subir los precios más allá de unos pocos dólares adicionales. Riad se conformaría con que los precios del petróleo aumentaran otro 10%-20%, hasta poco más de US$ 100 por barril desde los US$85 actuales, en lugar de elevarlos más del 100%, hasta US$ 200 por barril. Justo antes del embargo petrolero de octubre de 1973, los países de la OPEP aumentaron unilateralmente los precios oficiales del petróleo en un 70%. Aunque el embargo es el elemento más recordado de la crisis, el alza de los precios fue igualmente crucial.
4) Las consecuencias de la crisis podrían afectar a los mercados petroleros en 2023 y 2024. El impacto más inmediato podría producirse si Israel concluye que Hamás actuó siguiendo instrucciones de Teherán. En ese escenario, los precios del petróleo podrían subir mucho más. En 2019, Irán demostró, a través de representantes yemeníes, que es capaz de derribar una parte significativa de la capacidad de producción de petróleo saudita. Podría hacer lo mismo como represalia si se encuentra bajo un ataque israelí o estadounidense.
5) Incluso si Israel no responde inmediatamente a Irán, es probable que las repercusiones afecten la producción de petróleo iraní. Desde fines de 2022, Washington ha hecho la vista gorda ante el aumento de las exportaciones de petróleo iraní, eludiendo las sanciones estadounidenses. La prioridad en Washington era una distensión informal con Teherán. Como resultado, la producción de petróleo iraní ha aumentado casi 700.000 barriles por día este año, la segunda mayor fuente de suministro incremental en 2023, solo detrás del shale estadounidense. Es probable que ahora la Casa Blanca haga cumplir las sanciones. Eso podría ser suficiente para impulsar los precios del petróleo a US$ 100 el barril, y posiblemente más.
6) Rusia se beneficiará de cualquier crisis petrolera en Medio Oriente. Si Washington impone sanciones contra Irán, podría crear un espacio para que los propios barriles sancionados de Rusia ganen cuota de mercado y obtengan precios más altos. Una de las razones por las que la Casa Blanca hizo la vista gorda a las exportaciones de petróleo iraní es porque perjudicaban a Rusia. A su vez, Venezuela también podría beneficiarse, si la Casa Blanca relaja las sanciones para aliviar la presión del mercado.
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7) El acuerdo diplomático entre Arabia Saudita e Israel, que muchos habían previsto para principios o mediados de 2024, es una víctima. Aunque es probable que Riad esté furioso con Hamás, es difícil ver cómo el príncipe heredero Mohammed bin Salman podría ser capaz de convencer a sus compatriotas. Eso, a su vez, elimina la posibilidad de que Arabia Saudita bombee más petróleo para ayudar a la aprobación del acuerdo en Washington. La otra víctima de la guerra entre Hamás e Israel es el acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, que en sí mismo era otro elemento bajista para el petróleo.
8) Por último, una diferencia clave con respecto a 1973 es que Washington puede recurrir a su Reserva Estratégica de Petróleo para limitar el impacto en los precios de la gasolina y en el índice de aprobación del presidente Joe Biden. Si los precios del petróleo suben debido a las tensiones en el Medio Oriente, la Casa Blanca seguramente recurrirá a la reserva. Y aunque está en su nivel más bajo en 40 años, todavía tiene suficiente petróleo para hacer frente a otra crisis.
Por Javier Blas
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