Una escalada de la guerra entre Israel y Gaza a un conflicto más amplio podría provocar otra sacudida al crecimiento mundial y frenar en seco las fuerzas desinflacionistas.
La reacción del mercado ha sido modesta hasta ahora, pero eso podría cambiar.
Hamza Meddeb, director del programa de economía política del Malcolm H. Kerr Carnegie Middle East Center de Beirut, afirma: “Que este conflicto se limite a un enfrentamiento entre Hamás e Israel o que se convierta en un conflicto regional más amplio en el que participen los grupos armados de Irán, en particular Hezbolá, tendrá importantes repercusiones”.
“Una escalada de este tipo podría provocar un aumento de los precios del petróleo, preocupación sobre su suministro y la posibilidad de una recesión económica mundial”.
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He aquí algunos escenarios en el punto de mira.
1.- Irán y el petróleo
La posibilidad de una mayor implicación de Irán y de una respuesta estadounidense que considere un aumento de las sanciones al petróleo iraní está en el punto de mira.
“Una ofensiva contra las exportaciones de petróleo iraní podría eliminar inmediatamente del mercado entre 1 millón y 2 millones de barriles diarios”, dijo Brent Belote, fundador y director de inversiones del fondo de cobertura Cayler Capital.
En el improbable caso de que Estados Unidos envíe tropas a Oriente Medio, Belote espera un aumento de 20 dólares en el precio del petróleo, “si no más”.
El petróleo subió más de un 2%, a sobre los 92 dólares el miércoles, y ganó un 7,5% la semana pasada.
De octubre de 1973 a marzo de 1974, cuando la guerra del Yom Kippur provocó un embargo de petróleo a los partidarios de Israel por parte de los países árabes, el petróleo subió más de un 300%.
“Israel tiene mejores relaciones con otros países árabes en comparación con entonces”, dijo en una nota Madison Faller, estratega de banca privada de JPMorgan, “y la oferta mundial de petróleo no está tan concentrada”.
Nadia Martin Wiggen, directora del inversor en materias primas Svelland Capital, añadió que un conflicto regional interrumpiría las rutas de los petroleros en el Mediterráneo, el mar Negro y alrededor de Turquía.
2.- ¿Punto álgido de la inflación?
El repunte de la inflación se ha atenuado y las subidas de tasas a escala mundial se acercan a su fin.
Un repunte del petróleo, que alcanzó brevemente los 139 dólares tras la invasión rusa de Ucrania el año pasado, podría detener la tendencia a la baja de la inflación. Los precios del gas subieron un 45% la semana pasada, en otra señal preocupante.
“Si Irán se ve involucrado, los precios de las materias primas subirán y las perturbaciones externas aumentarán, lo que desencadenará unas perspectivas menos desinflacionarias”, dijo Alessia Berardi, responsable de análisis macroeconómico y estratégico de mercados emergentes de Amundi, aunque subrayó que no se trata de su hipótesis de base.
Los indicadores de mercado a largo plazo de las expectativas de inflación en Estados Unidos y la zona euro sugieren que la inflación se mantendrá por encima de los objetivos del 2%.
Es probable que los inversores en renta fija sufran aún más. El índice agregado de bonos estadounidenses S&P, un indicador de la evolución de los bonos del Tesoro y la deuda corporativa, se encuentra un 14% por debajo de los máximos de enero de 2021.
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3.- ¿Un dólar fuerte?
La demanda por activos para refugio ha impulsado al dólar, empujándolo hacia los 150 yenes, y al franco suizo, que el viernes registró su mejor día frente al euro desde enero.
Según Berardi, de Amundi, puede que el dólar no sea una apuesta unidireccional si la subida del petróleo y la inflación desencadenan una recesión en Estados Unidos.
Trevor Greetham, jefe de multiactivos de Royal London, dijo que cualquier “movimiento global de aversión al riesgo” también podría fortalecer el yen, ya que “los inversores japoneses retiran su dinero a casa”.
4.- Mercados hundidos
La moneda, los bonos y las acciones de Israel se han visto afectados por los problemas, al igual que los de Egipto, Jordania e Irak y, en menor medida, Arabia Saudita, Qatar y Baréin.
Tras un par de años difíciles, la guerra entre Israel y Gaza “es sólo un factor más que merma la confianza de los mercados emergentes”, afirma Omotunde Lawal, responsable de deuda corporativa de mercados emergentes de Barings.
Lawal se muestra prudentemente optimista ante el hecho de que la mayoría de los demás mercados emergentes se estén pasando por alto la tensión del momento. Morgan Stanley tampoco espera un contagio.
Sin embargo, Jeff Grills, de Aegon Asset Management, advirtió de que una escalada regional podría provocar “fácilmente” una subida del petróleo del 20%, lo que perjudicaría a docenas de países importadores de petróleo ya empobrecidos.
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5.- Nerviosismo tecnológico
Lo que es bueno para los valores petroleros puede ser malo para las grandes tecnológicas.
El indicador MSCI de valores tecnológicos mundiales se movió de forma inversa a las acciones de petróleo y gas en 2022, cuando la guerra en Ucrania hizo subir el petróleo, alentando el temor a la inflación que se vio reflejado en el aumento de los rendimientos de los bonos.
Ese patrón podría repetirse, según Greetham, de Royal London, si las tasas estadounidenses vuelven a subir para contener los efectos inflacionarios del más reciente conflicto.
La posible interrupción de las infraestructuras también es un riesgo.
“Egipto es un lugar donde múltiples cables intercontinentales cruzan tierra en un canal de Suez digital”, dijo Deutsche Bank. “Al menos el 17% del tráfico mundial de Internet cruza esta ruta”.
Por su parte, los valores de las aerolíneas podrían sufrir, mientras que los de defensa obtendrían mejores resultados. Desde los atentados de Hamás del 7 de octubre en Israel, el índice MSCI de acciones de compañías aéreas ha bajado cerca de un 5% . Los valores aeroespaciales y de defensa han subido casi un 6%.
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