La guerra en Oriente Medio podría hacer que el precio del petróleo aumente hasta US$ 140 el barril y llevar al mundo al borde de una recesión, según Ana Boata, titular de investigación económica de Allianz Trade.
En una entrevista con Kriti Gupta en Bloomberg Television, la analista con sede en París estimó que existe una probabilidad de 20% de que dicho resultado ocurra, en un momento en que las hostilidades entre Israel y Hamás —que Estados Unidos y la Unión Europea catalogan como grupo terrorista— se están transformando en un conflicto regional más amplio que afecta los suministros de crudo.
“Precios más altos del petróleo son el impacto directo”, dijo el viernes, y detalló cómo se desarrollaría tal escenario. “Existe la posibilidad de que los precios del petróleo suban de US$ 90 por barril a US$ 140 en su punto máximo, e incluso a US$ 120 en promedio el próximo año”.
Dichas proyecciones tendrían un tremendo costo humano y serían una pesadilla para los responsables de política monetaria que enfrenten las consecuencias.
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Funcionarios del Fondo Monetario Internacional que participaron en reuniones la semana pasada también se centraron en el posible impacto del petróleo y, la semana pasada, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, puso de relieve el riesgo en una sesión informativa con ministros de finanzas.
“Sin duda, con estos niveles de precios de la energía, entendemos que los bancos centrales estarían mucho más en modo de espera antes de recortar las tasas de interés”, dijo Boata, en referencia a un resultado de inflación más rápida y crecimiento económico aún más débil.
“Eso podría llevarnos al escenario de recesión que algunos habrían esperado de todos modos en el escenario base”, agregó.
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El crecimiento global en su conjunto se desaceleraría al 2%, cerca del umbral que indica contracción, dijo Boata. Mientras tanto, no se debe descartar la amenaza de consecuencias en los mercados financieros.
“Los riesgos soberanos han aumentado, y eso es una realidad, porque las tasas de interés reales son claramente mucho más altas que el crecimiento”, observó Boata.
“Una de las preocupaciones de los economistas —y todos la recordamos muy bien— es la nueva versión de la crisis soberana de 2012 en Europa, y no sólo en Europa, porque incluso Estados Unidos está muy expuesto al aumento en los pagos de intereses”, señaló. “En realidad, ningún gobierno tiene planes claros para ajustar sus finanzas públicas”.
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