Londres (Reuters).- Grandes bancos internacionales se están preparando para trasladar algunas de sus operaciones fuera de Reino Unido a principios de 2017 debido a la incertidumbre sobre la futura relación del país con la Unión Europea, dijo un alto funcionario del sector.
En un artículo publicado en el diario The Observer, Anthony Browne, director ejecutivo del grupo de lobby Asociación de Banqueros Británicos, dijo que el debate público y político "nos está llevando en la dirección equivocada" y que las compañías no pueden esperar hasta último momento.
"La mayoría de los bancos internacionales tienen ahora equipos de trabajo analizando qué operaciones deben mudar para garantizar que puedan seguir sirviendo a sus clientes, la fecha en que deben hacerlo, y la mejor manera de hacerlo", dijo Browne.
"Sus manos tiemblan sobre el botón de la reubicación. Muchos bancos más pequeños planean empezar las reubicaciones antes de Navidad; los bancos más grandes empezarían en el primer trimestre del próximo año", agregó.
Muchos de los principales bancos del mundo tienen su sede europea en Reino Unido, donde el sector financiero emplea a más de dos millones de personas y representa casi el 12 por ciento de la economía.
Los bancos en Londres dependen de un "pasaporte" europeo para servir a clientes en los 28 países de la Unión Europea desde una sede, y las compañías del sector temen que este derecho finalice tras el Brexit.
Los bancos ya han dicho que están haciendo planes de contingencia para trasladar algunas de sus operaciones a Europa continental si Reino Unido no negocia el acceso al mercado único de la UE después de su divorcio del bloque regional.
La primera ministra británica, Theresa May, ha dicho que iniciará conversaciones formales para salir de la UE antes de finales de marzo de 2017 después de que Reino Unido votó a favor de salir del bloque en un referéndum en junio pasado.
May ha dicho que luchará para conservar el acceso al mercado único pero varios líderes de la UE han insistido en que dependerá de si Londres acepta la libre circulación de trabajadores de la UE, una condición que Reino Unido se ha comprometido a restringir.