Los mayores compradores de gas ruso de Europa se apresuraban el lunes a buscar suministros de combustible alternativos e, incluso, estudiaban la posibilidad de quemar más carbón para hacer frente a la reducción de los flujos procedentes de Rusia, que amenazan con una crisis energética en el invierno.
La crisis y los elevados precios del gas se suman a las preocupaciones de las autoridades por la aceleración de la inflación y el deterioro de las perspectivas económicas.
La italiana Eni dijo que fue informada por la rusa Gazprom de que solo recibirá una parte de su solicitud de suministro de gas el lunes, acercando al país a declarar un estado de alerta que desencadenará medidas de ahorro de gas.
Alemania, que también ha tenido que hacer frente a la reducción de los flujos rusos, anunció el domingo su último plan para aumentar los niveles de almacenamiento de gas y dijo que podría volver a poner en marcha las centrales eléctricas de carbón que se había propuesto eliminar.
“Eso es doloroso, pero es una necesidad absoluta en esta situación reducir el consumo de gas”, indicó el ministro de Economía, Robert Habeck, miembro del partido de los Verdes, que ha presionado en favor de una salida más rápida del carbón, que produce más gases de efecto invernadero.
“Pero si no lo hacemos, corremos el riesgo de que las instalaciones de almacenamiento no estén lo suficientemente llenas a finales de año, hacia la temporada de invierno. Y entonces seremos chantajeables a nivel político”, señaló.
Rusia repitió el lunes que Europa solo puede culparse a sí misma de la crisis del gas, después de que Occidente impuso sanciones en respuesta a su invasión a Ucrania, una ruta de tránsito de gas hacia Europa, además de un importante exportador de trigo.
El contrato de gas holandés, la referencia europea, cotizaba el lunes en torno a los 124 euros (US$ 130), por debajo del máximo de este año, 335 euros, pero con un aumento de más del 300% respecto a su nivel de hace un año, antes de que los precios empezaran a dispararse.
El director ejecutivo del mayor productor de electricidad de Alemania, RWE, Markus Krebber, dijo que los precios de la electricidad podrían tardar entre tres y cinco años en volver a bajar.
Los flujos de gas ruso hacia Alemania a través del gasoducto Nord Stream 1, la principal ruta que abastece a la mayor economía de Europa, seguían funcionando el lunes a un 40% de su capacidad, aunque habían subido desde el comienzo de la semana pasada.
Ucrania, otra ruta de tránsito para el gas ruso, dijo que sus gasoductos podrían ayudar a llenar cualquier vacío en el suministro a través de Nord Stream 1. Moscú había dicho con anterioridad que no podría bombear más a través de los gasoductos que Ucrania no haya cerrado ya.
Eni y la alemana Uniper dijeron que están recibiendo por debajo de sus volúmenes de gas ruso contratados, aunque los inventarios de gas de Europa seguían llenándose, pero de forma más lenta. El lunes estaban llenos en un 54%, frente al objetivo de la Unión Europea de alcanzar el 80% en octubre y el 90% en noviembre.
El Ministerio de Economía alemán dijo que la recuperación de las centrales eléctricas de carbón podría añadir hasta 10 gigavatios de capacidad en caso de que el suministro de gas alcance niveles críticos. El 8 de julio se presentará en la Cámara alta una ley relativa a esta medida.
Además de la vuelta al carbón, las últimas medidas germanas incluyen un sistema de subastas que comenzará en las próximas semanas para animar a la industria a consumir menos gas y una ayuda financiera para el operador del mercado de gas alemán, a través del prestamista estatal KfW, para llenar más rápidamente las instalaciones de almacenamiento.
El gobierno austriaco acordó el domingo con la empresa de servicios públicos Verbund la conversión de una central eléctrica de gas para que utilice carbón en caso de que haya una emergencia energética.
Alemania e Italia están entre los países más dependientes del gas ruso, pero otras naciones europeas también se enfrentan a la escasez de suministro, mientras el consumo ha aumentado de forma inusual para esta época del año después de que una ola de calor impulsó el uso del aire acondicionado.