Los países de la Unión Europea (UE) se guardan la posibilidad de excluir a Rusia del sistema de pagos Swift, clave para aislar económicamente al país ya que determina los códigos bancarios que son necesarios para realizar o recibir cualquier transferencia internacional.
La Society for World Interbank Financial Telecommunication (Swift), más conocida por sus siglas Swift, es una cooperativa de sociedades financieras, fundamentalmente bancos, a los que presta servicio y que dirige desde el 1 de julio del 2019 el español Javier Pérez-Tasso.
Se creó en 1973, cuando se estableció en Bruselas con más de 200 entidades; en 1976 ya tenía más de 500 miembros en más de quince países, pero todavía estaba en pruebas y no fue hasta 1977 cuando comenzaron a enviarse los primeros mensajes, recuerda BBVA en su web.
Diez años después tenía 2,161 clientes en 61 países y ya había enviado más de 192 millones de mensajes, y en la actualidad supera los 9,000 miembros a nivel mundial.
El principal motivo por el que Swift suele ser conocido es por ser un código internacional que presta a sus socios un servicio de mensajería cifrada que posibilita las transferencias internacionales de fondos.
Swift determina los códigos bancarios, conocidos como BIC, que son necesarios para realizar o recibir una transferencia internacional, por lo que puede llegar a ser una herramienta muy útil para Europa si quiere aislar económicamente a Rusia.
El código BIC, acrónimo de Bank Identifier Code, también conocido directamente como Swift sirve para identificar al banco beneficiario de una transferencia y es un código internacional alfanumérico que puede constar de 8 u 11 caracteres.
El código de 8 caracteres incluye información de la entidad, de cada país y de la localidad. Y el de 11, además de todo lo anterior, incluye la información concreta de una sucursal.
Cuando un cliente realiza una transferencia internacional a favor de otro, el banco emisor genera un mensaje cifrado, ese código BIC o Swift, que indica de qué manera va a hacer llegar los fondos a ese cliente, con todo tipo de detalle como fechas, divisas, gastos o a través de qué entidades.
Es la prueba de la realización irrevocable de una transferencia internacional, y proporciona seguridad e información al receptor.
Los peligros de la expulsión
Si las entidades financieras de Rusia quedaran fuera del sistema Swift, la operativa de su banca se vería seriamente complicada porque no podrían hacer ni cobros ni pagos internacionales con el resto de entidades que utilizan este sistema.
A todos los efectos se produciría un bloqueo de las transferencias bancarias con el país, lo que tendría a su vez efectos colaterales, ya que cualquier empresa extranjera que necesite hacer pagos en Rusia no tendría opciones de hacerlo por esta vía.
El profesor de OBS Business School y experto en estrategia digital en Gartner, Martín Piqueras, advierte además de que Rusia intentaría buscar alternativas para que sus bancos puedan seguir haciendo transferencias internacionales si son expulsados de Swift.
Por ejemplo, apunta, Rusia podría recurrir al Sistema de Pagos Internacional de China, conocido como CIPS, que empezó a funcionar en el 2015 con 19 bancos tanto chinos como extranjeros que se establecieron en China continental y 176 participantes indirectos que cubrían 6 continentes y 47 países y regiones.
Esta alternativa ofrece a sus participantes pagos y transferencias internacionales en yuanes.
De ahí que la decisión de expulsar a Rusia del sistema Swift no pueda tomarse a la ligera y aunque finalmente lo soliciten los países de la UE tendrá que ser el comité de esta sociedad el que lo decida, pues es quien tiene el derecho de expulsar o incorporar a sus socios.
A finales del 2018, Swift decidió suspender el acceso a su sistema a varios bancos iraníes después de que Estados Unidos restableciera sanciones contra Teherán.