El mercado internacional del arte no es uno a tomar por sentado. En el 2018, movió US$ 67 millones. Si bien el movimiento principal fue en Estados Unidos (42%), China (21%), Reino Unido (20%) y Francia (7%), el Perú igual cuenta con un nicho. Dicho nicho ha continuado de manera estable en los últimos tres años, volviendo al comprador de arte uno más exigente. Así, aparecen nuevos agentes.
Parte de la evolución —y estabilidad— del mercado del arte en Perú se denota en las necesidades cada vez más específicas de los compradores en el mercado, que se traducen en servicios especializados. Hace dos años se creó DM Collectors, una empresa que brinda servicios integrales para coleccionistas, que van desde la asesoría, a restauración al mantenimiento. No buscan hacer deals con comisiones por compras y ventas de piezas de arte, sino se enfocan en catalogar, asesorar, y básicamente en aumentar el valor de la colección de arte de sus clientes.
Este servicio surge de la necesidad del colector por profesionalizar su colección. Esto ya no es un hobbie más.
“Los precios de las obras de arte no caen como si fuese el mercado de metales. No es que se hundan como si fuesen cobre", así explicó a Gestión.pe el curador Max Hernández, director de DM Collectors, cuando se le preguntó sobre el mercado del arte en el Perú. Y es que él, junto a su socia Denise Dourojeanni, afirman que cada compra de una pieza de arte de una inversión especial, porque no se deprecian de la misma manera, sino se revalorizan. Además, si se compra de manera informada con una intención de una colección —sea pequeña o grande—, el valor cultural, patrimonial y financiero es mayor que la suma de las piezas en sí.
La mayoría de sus clientes, por pura casualidad, ven la compra de piezas de arte para su colección con propósitos patrimoniales y culturales. La dificultad de compra y reventa de piezas individuales se debe, entre varios factores, a qué es complicado calcular qué se va a disparar. “Podemos tener una idea de lo que no se va a caer [en precio]. Por ejemplo, un artista con carrera sólida. Pero verlo como una compra y venta como si fuesen papeles...es de muy alto riesgo”, sostuvo Hernández.
Las colecciones, por otro lado, se manejan diferente.
Valor de piezas individuales vs. colecciones
Lamentablemente, el mercado del arte no acostumbra a hacer data de mercado, a pesar de existir instituciones como las ferias, museos y galerías. Pero hay datos que se conocen en el círculo que no son debatibles.
“Los precios de las obras dependen de cuán conocido es el artista, lo cual no hace necesariamente que la obra sea buena o mala. Asimismo, puede haber un artista joven que, por más buena que sea su obra, no puede cobrar tanto porque le falta trayectoria”, comentó Hernández. También, según las fuentes, depende si es artista nacional o extranjero, y que tipo de pieza es. “Un dibujo o un grabado pueden costar unos cientos de dólares. Tal vez mil. Si es de un artista más establecido, 5000. Piezas de artistas de afuera, pueden costar de medio millón a uno o inclusive más”, añade.
Además, las fuentes aclaran que puedes comprar una pieza suelta a muy bien precio y después, por mayor conocimiento del artista, puede dispararse. Pero es, ante todo, un golpe de suerte. Por ello, afirman que la colección gana valor no por un golpe de suerte, sino por estrategia.
“Puedes tener poco dinero y comprar buenas piezas que no son caras. Al armar un buen conjunto, ese conjunto tiene más valor por estar juntos. O puedes gastar un montón de plata en piezas que no tienen nada que ver. En ese caso, juntas todas las piezas y no hay un valor agregado, sólo el individual”, indican los socios.
“Está la idea de que tienes que ser millonario para ser coleccionista. Sí, hay colecciones con las que hemos trabajado de hasta 1500 piezas, pero también hay de 50. Puedes tener una colección de piezas en papel de artistas muy jóvenes (por ende baratas) y puede ser muy buena la colección. Si se arma con una línea clara, consigue valor patrimonial, cultural, y financiero”, aclara Hernández.
¿Qué espacio hay en el mercado para servicios especializados a coleccionistas?
“Empezamos en el 2017 con un cliente. En el 2018 crecimos en 40% y en el 2019 cerramos con un crecimiento en el 200%”, comentó Denise Dourojeanni. Enfatiza que, al ofrecer distintos servicios, más que la cantidad, es que se puede crecer mucho con sólo un cliente. “Muchos empiezas con una catalogación, tasación. Después piden asesoría. Es un mercado pequeño, pero estamos presentes en ferias de Latinoamérica”, añadió.
Los socios indican que ahora hay gente más joven (de 40 años) con colecciones, y con intenciones de invertir en ellas. Se encuentran en las ferias con ideas claras. Para ellos, ello es consecuencia de la establecimiento del arte como un mercado y por la información globalizada, con las que pueden conocer más sobre artistas extranjeros y sobre artistas nacionales que van afuera.
Yendo en línea con un público más joven y globalizado, inclusive tienen un app llamado “Qullca”. Ella permite tener acceso a cualquier dato de la colección, y cada obra tiene su propia carpeta. Están catalogadas por ubicación, técnica, país, qué certificados tiene, etc. También se puede compartir la información. “Es intuitivo, pero también lo vamos actualizando según las necesidades de los clientes”, indican. El app puede ser usado de manera autónoma, sin necesidad de usar otros servicios.
Cómo saber si estás “quemando plata”
Las obras no pueden manejarse como si fuesen “cualquier inventario”, comentan los socios. Ellos han brindado servicios a estudios de abogados o bancos, y comentan que no es algo que deberían encargarse las personas de compras y ventas. “El arte no se deprecia como una computadora. Es inversión de dinero, no tiene por qué perderse el valor”, indica Hernández.
Lo cierto es que una obra de arte, conforme pase más tiempo, puede inclusive valer más que antes. Por ello, indican que comprar cuadros de tiendas de departamentos es quemar tu plata. Es perder la oportunidad de hacer una inversión.