
El Perú volvió a entrar en una crisis política en las altas esferas del poder, en medio del aumento de la delincuencia en el país.
Ante un cambio de Gobierno, la inversión extranjera, la Bolsa de Valores de Lima y el dólar podrían reaccionar de manera diferente ante este panorama incierto.
Cabe recordar que en las últimas semanas el dólar se ha mantenido a la baja. Durante la jornada del 09 de octubre, el tipo de cambio de la divisa estadounidense llegó a los S/ 3.42.
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¿Qué podría ocurrir?
Jorge Guillén, profesor de finanzas de la escuela de posgrado de la universidad ESAN, indicó que, históricamente, ante la incertidumbre política previa a elecciones o cambios inesperados de gobierno, se generan problemas de confianza tanto entre inversionistas como en los mercados.
Explicó que esto ocurre, principalmente, por la falta de claridad sobre quién asumirá el poder y la dirección de las políticas económicas y sociales, especialmente en la relación con el Congreso y la posibilidad de cambios constitucionales.
“Eso le pasó a Castillo, que era un poco radical, pero no tenía mayoría en el Congreso para cambiar la constitución. Dependerá un poco de quiénes estén y quién podría darle una cierta legitimidad (al gobierno)”, mencionó.
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La reacción de la bolsa, el dólar y la inversión extranjera
El especialista explicó que, ante una salida de la presidenta Dina Boluarte, podría observarse una reacción negativa inmediata en la Bolsa de Valores de Lima, la cual podría registrar una caída de hasta 10% y un aumento en el tipo de cambio hasta S/ 3.60.
Este escenario podría atribuirse a la incertidumbre política y la falta de un liderazgo claro o experiencia en quienes podrían asumir el mando del país.
“La salida de Dina sí podría afectar un poquito, podría haber un poco de nerviosismo. El tipo de cambio podría subir un poco, que la bolsa se caiga un poquito, a pesar de que en el frente externo tenemos a Donald Trump que nos ayuda”, indicó.
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¿Cuánto duraría esta incertidumbre?
Guillén mencionó que, si bien los efectos negativos serán notables tanto en el mercado bursátil como en la cotización del dólar, estas repercusiones serán temporales.
Precisó que muchos inversionistas extranjeros optarían por postergar decisiones hasta que se defina el panorama electoral previsto para abril. En lo que queda del 2025 y en el 2026 se esperaría una inversión muy baja y comportamiento cauteloso por parte del capital extranjero.
“Esto va a ser temporal, porque en unos meses viene un nuevo presidente. Entonces, (los inversionistas) se van a reservar”, indicó.
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¿El panorama electoral cambiaría el panorama?
Guillén advirtió que la reacción de los mercados dependerá mucho de quiénes sean los potenciales sucesores y su apoyo en el Congreso.
Precisó que, durante períodos electorales, suele observarse una depreciación de la moneda local (el tipo de cambio sube) y caídas de la Bolsa de Valores de Lima, efectos potenciados por la presencia de figuras políticas polarizadoras o propuestas antisistema.
“Cuando estuvo PPK con Keiko, solo en ese escenario, la Bolsa de Valores subió y el tipo de cambio bajó. Se esperaba que era un “gobierno de lujo” y todo, pero no tenía el apoyo del Congreso y todo salió muy mal”, puntualizó.
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Por su parte Cesar Huiman, analista senior de equity research en Renta4 SAB, refirió que los efectos inmediatos tenderían hacia una mayor volatilidad financiera.
“Es previsible cierta presión sobre el tipo de cambio, alza en las tasas locales y un repunte transitorio del riesgo soberano, mientras los inversionistas asimilan la incertidumbre política. La inversión pública y privada podría ralentizarse temporalmente por la reorganización del aparato estatal y la prudencia administrativa”, subrayó.
Sin embargo, agrega que si el nuevo gobierno interino comunica de forma clara su compromiso con la estabilidad macroeconómica y la transparencia institucional, los impactos sobre la confianza y el mercado financiero serían acotados.
“Perú mantiene fundamentos sólidos —bajo endeudamiento, elevado nivel de reservas y un banco central con credibilidad— que le permiten absorber choques políticos sin deterioros permanentes", sostuvo Huiman.
“Desde nuestra perspectiva, la vacancia presidencial introduce un nuevo episodio de incertidumbre política, pero no altera de manera sustancial la tesis estructural sobre los activos peruanos. En nuestra lectura, la atención del inversionista debe trasladarse del ruido político hacia la búsqueda de valor en activos infravalorados”, agregó.
Asimismo, destacó que la combinación de un tipo de cambio estable, anclas fiscales prudentes y un banco central altamente creíble configura un entorno de resiliencia en el que los ajustes de corto plazo abren ventanas de entrada atractivas.
“Los sectores con mayor exposición a la demanda interna —infraestructura, financiero y consumo— podrían beneficiarse de una eventual recomposición de expectativas conforme el ciclo político avance hacia 2026″, apuntó Huiman.
¿Cuál es el costo de la inseguridad en el país?
Uno de los motivos que ha generado presentar las mociones de vacancia contra Boluarte es por su “incapacidad para la gestión” ante el incremento de la inseguridad y el crimen, lo cual ha ocasionado protestas de diferentes gremios ciudadanos, como los transportistas.
Jorge Gónzales Izquierdo, profesor de economía de la Universidad del Pacifico, indicó que el costo de la inseguridad ciudadana lo asumen las mypes. Dicha desviación de recursos implica que el Estado deja de captar dinero que se debería traducir en obras o servicios.
“Se está fortaleciendo al crimen organizado. Ese es el impacto directo. Sumado a que se distraen recursos para gastos en seguridad, como cámaras, cercos y personal, lo que limita el margen de ganancia de los negocios”, comentó a el especialista.
Indirectamente indicó que se “merma” la imagen del Perú como agente económico y foco de inversión, en un contexto donde la inseguridad ciudadana le cuesta S/ 20,000 millones al Estado.
“Es cerca de 2 puntos porcentuales del PBI. Es un golpe severo. La delincuencia siempre existió pero desde el 2023 se agudizó”, acotó.
