El apetito por los bonos estadounidenses a más largo plazo se ha disparado desde que la Reserva Federal señaló que es poco probable que se produzcan aumentos de las tasas de interés, sentando las bases para recortes este año, según una encuesta a clientes de Bank of America.
Un indicador del deseo de los inversionistas de extender la duración de sus carteras ha alcanzado su nivel más alto en un año y está cerca de su nivel más elevado desde que el banco comenzó a realizar la encuesta en 2011. Los inversionistas suelen evitar la deuda de largo plazo en momentos de incertidumbre sobre la política monetaria.
El cambio en la percepción sugiere que los administradores de dinero se sienten más cómodos apostando a que la Fed recortará las tasas este año desde que su presidente, Jerome Powell, la semana pasada adoptara un tono menos hawkish de lo que algunos habían temido.
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Un dato poco alentador sobre el empleo en Estados Unidos también ha reforzado esta opinión, y los operadores de renta fija han adelantado un mes, a noviembre, sus expectativas sobre el primer recorte de tasas de interés de la Reserva Federal.
La encuesta de BofA se realizó entre el 3 y el 8 de mayo (después de la decisión de la Fed) y mostró que el 49% de los encuestados dijo que mantener tipos de interés a largo plazo era su operación con mayor convicción del año.
Esa cifra supera al 30% registrado en abril. Un informe separado del banco mostró anteriormente que los fondos de bonos globales registraron esta semana sus mayores entradas semanales en más de tres años.
Aun así, la encuesta mostró que el posicionamiento de los clientes aún no refleja sus últimas ideas. La brecha entre el indicador de confianza y la exposición real a la larga duración en Estados Unidos se ha ampliado hasta alcanzar su nivel más amplio jamás visto, dijo BofA.
Los inversionistas también son optimistas sobre los instrumentos a largo plazo en otras regiones y el indicador de confianza global se encuentra en su nivel más alto desde 2021. El Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra han señalado que los recortes de las tasas de interés podrían producirse ya el próximo mes.
Y los clientes de BofA son los más bajistas con respecto al yen japonés desde 2022, abandonando una postura alcista de larga data. El yen cayó el mes pasado a su nivel más bajo en tres décadas frente al dólar, lo que generó sospechas de intervención de las autoridades japonesas para apoyar la moneda.
“Existe un profundo escepticismo en torno a la eficacia de la intervención cambiaria de Japón”, dijeron los estrategas. El sondeo mostró que la mayoría de los encuestados espera que el yen vuelva a alcanzar los 160 por dólar, mientras que ninguno cree que se recupere a 150 por dólar.
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