Entre vacíos regulatorios y volatilidad natural de las monedas digitales, la influencia de un solo hombre, el magnate fundador de Tesla, Elon Musk, y sus tuits sobre la cotización del bitcóin y otras criptomonedas despierta cada vez más interrogantes.
“El hecho de que no haya más gente ofuscándose porque #Elon Musk haga caer intencionalmente las criptos es horripilante. ¡Dejen de venerarlo!”, lanzó recientemente un internauta con el hashtag “Fuckmusk”.
Esta semana, el bitcóin alcanzó un piso desde enero al caer a unos US$ 30,000 cuando valía casi el doble diez días antes. La más popular de las criptomonedas se recuperó desde entonces, para colocarse el viernes en torno a los US$ 40,000.
Elon Musk está, frecuentemente, en el origen de su buena o mala fortuna.
Su empresa de autos eléctricos Tesla llevó la criptomoneda a las nubes al anunciar a inicios de febrero que compró bitcóins por US$ 1,500 millones y aceptar esta moneda digital como pago por sus vehículos.
Pero a mediados de mayo, el inquieto empresario se retractó: anunció en un tuit que Tesla rechazaría los pagos en bitcóins por el riesgo ambiental causado por el minado de la criptomoneda, como se conoce al proceso para su generación que insume mucha energía.
Musk apoya regularmente en la misma red social a otra divisa virtual, el dogecóin, creado como una broma y muy a la moda a pesar de las dudas en el mundo financiero.
“Aunque es difícil comprobar que sus tuits hacen moverse al mercado, en todo caso eso parece, y despierta muchas preguntas”, destacó Todd Cipperman, de la consultora Cipperman Compliancy Services.
Far West
“En ausencia de regulación, Estados Unidos se volvió el ‘Far West’ (lejano oeste o tierra de nadie) en la materia”, dijo Cipperman, experto en regulación financiera.
Para Kristin Boggiano, presidenta de la firma de asesoría en inversiones en activos digitales CrossTower, la influencia de Elon Musk “se nota sobre todo en los pequeños inversores más que en los inversores institucionales”.
Según ella, gran parte de la volatilidad de la criptomoneda, “característica natural de una clase emergente de activo vino sobre todo del extranjero”.
A las idas y vueltas de Tesla se sumaron las reacciones en China. Varias federaciones bancarias chinas advierten sobre la especulación en criptomonedas que, a su criterio, “no son verdaderas divisas”.
En 24 horas el miércoles, unos 8.500 millones de dólares en bitcóins fueron liquidados.
El jueves Elon Musk volvió a la carga e hizo subir el dogecóin con un tuit: “¿Cuánto vale el Doge en la vitrina?”, lanzó en referencia a una canción popular sobre un perro (“dog”).
“Perdí todo por tu culpa y ahora vivo bajo un puente. Puedes estar orgulloso”, replicó en twitter un internauta, aplaudido por un millar de “likes”. Algunas criptomonedas “contestatarias” fueron creadas como el “$FuckElon”, para protestar contra la influencia del fundador de Tesla.
Las autoridades bursátiles de la SEC estadounidense se contentan hasta ahora de calificar al mercado de criptomonedas como “riesgoso y peligroso”, recordó Cipperman, quien considera esta prudencia “como un error”.
“El mercado de las criptomonedas se beneficiaría mucho de una mayor regulación que diera confianza” a los inversores, enfatizó.
¿Quién controlará?
En Estados Unidos resta saber qué entidad tendrá la responsabilidad de la regulación, si será la SEC o la CFTC, la agencia que regula los productos derivados, o incluso el IRS, la agencia impositiva que ya comienza a pedir a los contribuyentes que declaren sus haberes en bitcoins.
Una propuesta de ley pide a la SEC y la CFTC que establezcan un grupo de trabajo para elaborar una reglamentación.
La Reserva Federal (Fed) también señaló el jueves en un comunicado que “explora los medios de precisar su papel” en estas nuevas tecnologías. Las preguntas son numerosas.
¿Es necesario adoptar reglas estrictas de transparencia como para el mercado de acciones? ¿Deben enfocarse sobre la seguridad de las carteras de activos digitales, sobre los movimientos erráticos de las cotizaciones?
Para Aaron Klein, experto en tecnologías financieras del Brookings Institute, “no es tarea del gobierno regular el valor del bitcoin, como no es su rol regular el valor de la acción de Amazon o del oro”.
“El objetivo de una reglamentación es lograr que el mercado sea transparente y honesto, y proteger a los inversores”, añadió este especialista que no ve “dónde está el problema si un individuo dice algo a propósito del mercado y lo hace variar”.
Otros ven las cosas de diferente modo. “Pienso que hay realmente un conflicto de interés, cuando Elon (Musk) apoya el dogecoin y tiene claramente interés” en hacerlo subir, sostuvo Kristin Boggiano.