Tras un periodo de agitación y cambios, han surgido cinco nuevos perfiles de belleza que se alinean a rutinas diarias y presupuestos prudentes, y en los que hay espacio para aquellos que buscan fortalecer sentimientos de belleza y felicidad como sinónimos.
Hoy la belleza se relaciona con el bienestar. La evolución de productos que tenían la intención, por ejemplo, de resolver un problema de la piel, ahora están enfocados en la prevención, así como en rituales que no solamente se concentran en la parte estética, sino también en fortalecer la salud mental.
“Es fundamental desarrollar productos que respondan a valores esenciales de eficacia, eficiencia y sostenibilidad. La base científica también es importante para el consumidor, sobre todo en cuanto al uso de ingredientes naturales y bioactivos en productos formulados clínicamente y de forma ética”, revela Rosalina Villanueva, experta en tendencia de WGSN, empresa de pronósticos de tendencias.
¿Quiénes son?
WGSN ha identificado los cinco perfiles de belleza que ganarán protagonismo hacia el 2023: los minimalistas, los ecoptimimstas, los utópicos, los superbásicos y los ilusionistas.
Más que un grupo de demográfico específico, cada uno de ellos representa un conjunto de valores, pues están motivados por una energía y una misión nuevas después de varios años complicados.
Además del efecto de la pandemia, la tecnología, el estatus y el activismo a favor de la justicia social, la inclusión y la lucha contra el calentamiento global, influyen en la evolución de los nuevos perfiles.
Los Minimalistas: Estos consumidores de belleza inteligente valoran la eficacia y la eficiencia, y emplean productos polivalentes para optimizar sus regímenes de belleza y reducir los desechos. Prefieren pagar más por productos con respaldo científico. WGSN recomienda apostar por un consumo inteligente y formular productos con múltiples ingredientes activos en proporciones óptimas para la piel.
Los Ecoptimistas: Con una fuerte creencia en el cambio positivo, estos optimistas ecológicos eligen marcas y productos de belleza que benefician a las personas y al planeta. Apoyan a las empresas que respetan las raíces culturales, y que retribuyen y representan de manera justa al conjunto de comunidades, artesanos y agricultores. El precio que están dispuestos a pagar por productos de belleza es relativo a la funcionalidad y la eficacia de los mismos. Explorar sistemas, servicios y formatos alternativos que lleven la tienda a la casa y faciliten la sostenibilidad será clave para dirigirse a este perfil.
Los Utópicos: Para estos consumidores, entre la generación Z y los Millennials, belleza y felicidad son sinónimos. Toman partido por la tecnología y la innovación. Siempre están buscando el próximo producto de culto y optan por propuestas sensoriales que brinden un bienestar físico y mental. Están dispuestos a pagar más por ediciones especiales o promociones que generen FOMO (miedo a perderse algo, por sus siglas en inglés). Se sugiere centrarse en inquietudes específicas y en una estética desfeminizada.
Los Superbásicos: Este perfil hace que la simplicidad y la frugalidad resulten algo cool. El cuidado y la higiene personal son la prioridad, por eso eligen productos prácticos. Además, estos consumidores están enfocados en pagar solo lo justo o lo más ajustado a su presupuesto. Las marcas deberán responder al crecimiento de la categoría de cuidado personal con básicos elevados. Los productos de higiene oral y los desodorantes serán los próximos artículos impactantes del mercado de la belleza.
Los Ilusionistas: Este grupo diverso y altamente artístico lleva la belleza al metauniverso para crear narrativas que desafían el statu quo y defienden la expresión personal absoluta. Buscan marcas que estén dispuestas a invertir en tecnología para crear soluciones personalizadas, y que compartan sus valores de inclusión y diversidad. Pagan un precio relativo a la funcionalidad y eficacia del producto. Las marcas pueden explorar oportunidades al colaborar con diseñadores digitales y artistas de realidad virtual.