Observe las tasas de inflación, y las economías más grandes de Norteamérica y Sudamérica parecen estar en la misma cancha. Observe las tasas de interés, y bien podrían estar en diferentes planetas.
Se pronostica que el banco central de Brasil elevará su tasa de referencia en 100 puntos básicos a 11.75% el miércoles, lo que llevaría el monto total de alzas durante el último año a 975 puntos básicos. Ese mismo día, se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha mantenido las tasas cercanas al 0% desde que comenzó la pandemia COVID-19, anuncie un aumento de un cuarto de punto.
Las cifras plasman cuán diferentes han sido los enfoques de la inflación durante la pandemia en América Latina y Estados Unidos Lo que también llama la atención es que los inversionistas reaccionaron de manera opuesta cuando surgió la noticia del último impacto mundial a los precios: la invasión de Rusia a Ucrania, que provocó una brusca alza del petróleo.
En São Paulo, el razonamiento de operadores fue sencillo: pensaron que un petróleo más caro se traduce en una inflación más alta, por lo que aumentaron las apuestas por alzas de tasas más bruscas. Los economistas ahora esperan que el banco central vaya más allá con su ciclo de ajuste frente a un mes atrás, antes del ataque ruso.
Lo que dice Bloomberg Economics
“El banco central de Brasil tiene importantes obstáculos que superar. El alza de los precios del petróleo llevó a Petrobras a anunciar alzas de dos dígitos en los precios de la gasolina, el diésel y el gas de cocina. Eso impulsó al Gobierno a anunciar medidas para mitigar esas presiones, pero a un gran costo fiscal. Esto se suma a una inflación alta y generalizada, y a crecientes expectativas de inflación no ancladas”. -- Adriana Dupita, economista para América Latina
Las expectativas de inflación también han aumentado en Estados Unidos desde que comenzó la guerra, pero allí, la respuesta inicial del mercado fue bastante diferente. Los operadores llevaron el argumento un paso más allá, y pensaron que una mayor inflación socavará la demanda de los consumidores y frenará el crecimiento económico. Así que inicialmente redujeron las apuestas por alzas de la Fed.
Fluctuaciones del petróleo
Desde entonces, el panorama se ha vuelto incierto. Las expectativas de alzas de la Fed han regresado aproximadamente a donde estaban hace un mes. Y el petróleo se ha desplomado desde los máximos posteriores a la invasión, en parte debido al nuevo cierre por el COVID en China, que plantea riesgos propios para las cadenas de suministro globales, así como para la demanda.
En Estados Unidos, los bonos se desplomaron el lunes debido a la combinación de crecientes presiones inflacionarias y un inminente ajuste monetario. En Brasil, las expectativas para la inflación de fin de año aumentaron 80 puntos básicos –y para las tasas de interés, 50 puntos básicos– en la última encuesta semanal del banco central.
Hay muchas razones por las que los banqueros centrales en Brasil –y también en otras partes de América Latina, donde se han puesto en marcha ajustes desde mediados de 2021– responden a un impacto de precios de manera diferente que sus pares estadounidenses.
En Brasil, un volátil mercado emergente, los encargados de política monetaria están aterrorizados por los recientes recuerdos de hiperinflación. También tienen que preocuparse por riesgos como la fuga de capitales y el colapso de la moneda. Tienden a actuar ante la primera señal de un aumento de precios, incluso si eso significa una desaceleración económica. El año pasado, el país cayó en su segunda recesión del período pandémico.
En Estados Unidos, una estable economía desarrollada, la preocupación durante la última década fue la opuesta: que la inflación pueda estar bajando demasiado.
¿Razón para tener miedo?
Sin embargo, la creciente brecha de tasas entre los países llega en un momento en que sus problemas de inflación son bastante comparables –la tasa anual de Brasil se disparó de 4% al comienzo de la pandemia a 10,5%; en Estados Unidos, aumentó de 2,3% a 7,9%– y se ha visto impulsada por causas muy similares.
Es posible que cada país haya elegido el camino correcto en su propio contexto, y también que cada uno tenga algo que aprender del otro.
Henrique Meirelles, el titular del banco central de Brasil con más años de servicio, considera que la Fed terminará moviéndose al menos un poco en la dirección de su contraparte brasileña.
“Estados Unidos sin duda necesita una estrategia más agresiva”, dijo Meirelles, quien elevó las tasas a un impactante 26.5% poco después de asumir el cargo en el 2003. Eso le permitió controlar las expectativas de inflación, y solo unos años más tarde recortaría las tasas a mínimos récord de ese momento.
“No hay razón para que la Fed tenga miedo de subir las tasas”, señaló. “Están enfrentando un clásico aumento brusco de la inflación: exceso de demanda, estímulo fiscal y bajo desempleo”.
Pero en una economía global que ahora se ve azotada por un impacto tras otro, José de Gregorio, quien presidió el Banco Central de Chile durante la crisis financiera del 2008, puede ver cierto mérito en la estrategia de “actuar y ver qué pasa”.
Según De Gregorio, América Latina no puede detener el ajuste, pero la respuesta adecuada con estos niveles de incertidumbre global sería esperar, señala.