(G de Gestión) En un contexto de incertidumbre económica mundial y con una inflación que aún no da señales para cortar la racha de alzas de tasa de la FED, una postura conservadora amparándose en renta fija parece ser el norte de la gestión de portafolios de alto patrimonio peruanos.
Más allá del nivel de liquidez que requiera cada cliente, las posiciones en bonos de tesoro o corporativos son las más atractivas, puesto que actualmente tienen mejores rendimientos.
Aun así, las fuentes consultadas para este informe señalan que no se puede perder de vista la renta variable, ya que hacia la segunda mitad del año la situación global podría dar mayor respiro para un rebote en la actividad económica. A eso se suma un mayor apetito por los activos alternativos, que ya probaron su resiliencia en el 2022 tras una histórica caída en renta fija y variable.
En el caso de BBVA, la renta fija de grado de inversión es la apuesta definitiva en la actualidad, especialmente en el corto plazo, con duraciones de uno o dos años. Así, comprende 22% del portafolio promedio, mientras que la renta fija a mediano plazo suma 21%. La renta variable comprende 22% y el resto es liquidez.
“Creemos que hay una tremenda oportunidad. Recomendamos a nuestros clientes que se aseguren estas tasas por más tiempo. Lo vemos como un punto perfecto en el cual deberíamos estar ampliando la duración en renta fija en nuestras carteras en un plazo de hasta cinco años”, afirma Rodrigo Morales, chief investment officer de BBVA Asset Management.
Para Antonio Carranza, partner de Jay18, family office que maneja 500 millones de dólares en activos para familias en el Perú y Ecuador de entre uno y más de 70 millones de patrimonio, los bonos de tesoro, con un rendimiento de 5% a más, son hoy la mejor alternativa de refugio.
“En clase de activos, buscaremos dólares y bonos del tesoro, además de commodities. Vamos a ver los resultados de las empresas en estas semanas, pero sí esperamos un enfriamiento de la economía, aunque no duradero. Por ello, nuestra expectativa de retorno de carteras irá no más de entre 4% y 7%”, explica.
Actualmente, los clientes de la family office tienen un 45% de exposición en renta fija, entre 15% y 25% en renta variable, hasta 10% en commodities y cerca de 15% en activos alternativos. Esto bajo una mirada muy líquida donde, asegura Carranza, más del 80% del patrimonio que manejan puede ser obtenido por los clientes en sus cuentas en cinco días si así lo requieren.
“El asset allocation siempre se va observando por si hay que hacer movimientos. Lo que sí: tenemos 15% en liquidez en instrumentos como bonos del tesoro, cash y papeles comerciales, aunque infraponderando los high yields”, comenta.
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Por otro lado, para Patricia Martínez, head de Banca Privada de Scotiabank, la oportunidad puede también estar en las mismas tasas. Las tasas en este segmento, precisa, no se veían hace muchos años. Así, apunta que, por ejemplo, en money market hay niveles de 4%.
“Si esperamos un poco más de tiempo a que las tasas suban, esto beneficia las inversiones de money market, muy líquidas y de muy corto plazo, así como los depósitos, pues están atados a tasas de corto plazo. Estamos positivos en esto y vemos que los excedentes se están colocando en esta clase de activos”, refiere.
La ejecutiva también afirma que al cliente local le gusta mucho la sensación de flujo para vivir de sus inversiones. En esa línea, tener una renta periódica y predictibilidad son dos factores fundamentales para su toma de decisión.
“No se veían hace mucho tasas tan altas. Los clientes tienen preferencia por invertir en dólares hasta en 80%. Además, vemos que están tomando préstamos, en tanto las tasas de mediano y de largo plazo empezaron a bajar, para invertir en empresas del rubro educativo o del de salud. Esto es un aumento de más de 50% respecto al 2022 en volumen en saldos”, revela.
Para Antonio Risso, managing director de Gestión Patrimonial en Perú de Credicorp Capital, sus clientes no están muy positivos en renta variable dado que las acciones cuentan hoy con mucha volatilidad. Así, la renta fija, con bonos de tesoro cercanos al 5% y bonos corporativos que pueden pagar hasta 7%, son las oportunidades que se están buscando más. También hay un mayor apetito por inversiones alternativas, pero con mayor flexibilidad.
“Los fondos de inversión hacen esto y son diversificados. Lo interesante es que antes estas inversiones se hacían en formatos ilíquidos con plazos muy largos, de hasta 10 años. El cliente no se sentía cómodo por varias razones, como la complejidad de la contabilidad”, explica.
En tanto hasta hace cinco años no existía este tipo de instrumentos, no ha sido hasta poco antes de la pandemia que empezaron a crearse vehículos más flexibles. “En el formato tradicional se podía sacar una rentabilidad de hasta 20%; estas nuevas estructuras dan entre 8% y 12%, pero se sacrifica retorno por liquidez”, agrega.
Como parte de la asignación estratégica de activos, los clientes de esta línea de Credicorp en el Perú mantienen hasta 60% de sus portafolios en renta fija y entre 20% y 30% en renta variable. El resto se destina a activos alternativos.