El exministro de Economía y Finanzas, Waldo Mendoza, lanzó una severa crítica al actual manejo fiscal del gobierno de la presidenta Dina Boluarte y al titular del MEF, Raúl Pérez Reyes, a raíz de recientes cambios legislativos y fiscales que —según advierte— comprometen seriamente la sostenibilidad económica del país.
El último lunes, Mendoza, lanzó duras advertencias sobre el reciente rumbo de la política fiscal en el Perú. En su cuenta de X, calificó de “una de las leyes más dañinas en el último siglo” a la reciente norma aprobada por el Congreso que modifica la distribución del IGV, elevando progresivamente la participación del Fondo de Compensación Municipal (Foncomun) del 2% al 4%.
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En entrevista con Cuentas Claras, de Canal N, Mendoza explicó que el reciente cambio en la distribución del IGV, que aumenta la participación de los municipios del 2% al 4%, reduce automáticamente la parte que percibe el Gobierno Central, bajándola del 14% al 12%.
“El gobierno central ha quedado desfinanciado”, afirmó. “Ese 2% representa entre S/9,000 y S/10,000 millones, monto que ahora manejarán los municipios. El gobierno tiene que financiar ese hueco que se ha generado y para ello tendrá que endeudarse”, dijo.
Populismo fiscal
Mendoza no dudó en calificar como “populista” la actual política fiscal. Según detalló, aunque el ministro Pérez Reyes sostiene que no habrá impacto fiscal, ya se ha anunciado un crédito suplementario que eleva el tope de déficit fiscal del 2.2% al 2.8% del PBI, lo que permitirá un mayor gasto público.
“Es populismo fiscal, es decir, políticas que parecen buenas y dan réditos en el corto plazo. Los municipios estarán más contentos y el gobierno podrá gastar más, pero a la larga, sus efectos son negativos. Es una típica política fiscal populista”, indicó.
A su juicio, el MEF ha perdido el rol de garante de estabilidad que históricamente ostentaba. “Es el peor momento del MEF desde 1989. La tecnocracia debe estar profundamente descontenta con su ministro, porque ella no apoya este tipo de medidas irresponsables”, afirmó.
El economista también mostró preocupación por el impacto de estas medidas en la percepción internacional sobre la economía peruana. “Las agencias internacionales lo que hacen es ver la capacidad de pago de un país, miran su déficit fiscal y su endeudamiento público. Perú ha sido una estrella en ese campo desde hace 3 décadas. Hemos sido los niños mimados en la escena económica internacional, tenemos todavía una deuda pública con porcentaje de PBI bajo, teníamos déficit fiscales bajos. Eso hacía que las calificadoras nos pongan buenas notas, eso parece que se ha acabado”, lamentó.
Mendoza añadió que, dado el rumbo fiscal adoptado, el país está enviando señales negativas a las calificadoras de riesgo, y que de continuar así, no sería sorprendente una futura pérdida del grado de inversión.
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Herencia negativa
Consultado sobre las consecuencias futuras de este manejo fiscal, Mendoza fue tajante: “La idea era ir bajando gradualmente el déficit fiscal, 2.2% del PBI, 2% y así hasta llegar al 1%, esa era la lógica. Ahora va a ser más complicado. El nuevo gobierno tendrá que verse obligado a hacer ajustes si quiere respetar esta trayectoria de consolidación fiscal”, sostuvo.
“La herencia para el próximo gobierno no será buena. Le dejará un país más endeudado”, puntualizó.