
Luego de dos décadas en pausa, la primera fase del megaproyecto Obras de Cabecera y Conducción sería adjudicada a fines de este 2025 con una inversión estimada de US$ 476 millones, informó la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversión).
Este proyecto, planteado desde el 2002 como una solución para la falta de abastecimiento de agua potable de más de un millón de limeños, inicia este mes su convocatoria y se proyecta que entre diciembre del 2025 y enero del 2026 se logre la adjudicación.
Si los plazos se cumplen, el contrato se firmará a mediados del próximo año y la construcción estaría lista luego de dos años, precisó Jorge Sulem Chu Jon, director de proyectos de Proinversión.
“Podríamos estar iniciando las obras en el segundo trimestre del 2028 y las primeras obras estarían listas 3 años después, o sea, a mediados del 2031. Con esta con esta primera fase se va a potabilizar el agua que actualmente viene en el río Rímac y se va a abastecer a zonas donde actualmente no tienen servicio o tienen el servicio restringido por horas”, comentó a Gestión.
Esta primera etapa, explicaron, consistirá en el diseño, construcción, operación y mantenimiento de nuevas obras para el tratamiento, conducción, abastecimiento y entrega de hasta 5 metros cúbicos por segundo (m3/s) de agua potable a Sedapal para su posterior distribución.
Estos proyectos contemplan al Ramal Sur como su fuente principal de agua, por lo que los beneficiarios de estas obras serán principalmente de la zona sur de Lima, incluyendo distritos como Ate, Santa Anita, La Molina, Cieneguilla y Pachacámac.
Esto contribuiría a la reducción de la brecha de agua y saneamiento a futuro, que a nivel nacional afecta a 3.15 millones de personas que no acceden a estos servicios, comentó Christian Barrantes, viceministro de construcción y saneamiento del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS).
“En la capital estamos hablando de aproximadamente un 5 a 6% de la población que todavía no cuenta con servicios o que no tiene un servicio permanente durante las 24 horas (...) Lima ha crecido mucho por un crecimiento no ordenado que ha tenido la ciudad, lo que nos genera una gran dificultad para hacer proyectos de agua y saneamiento”, sostuvo.
Por ahora, al finalizar el gobierno actual, Barrantes estimó que se esperaría reducir la brecha de agua y saneamiento entre uno y dos puntos porcentuales a nivel nacional.

LEA TAMBIÉN: Desafío en el 2025: solo 1 de cada 5 hogares en sierra y selva tiene agua potable
¿Por qué el proyecto llevaba dos décadas sin avances?
Como se recuerda, la obra llevaba alrededor de 23 años de sucesivas prórrogas. Recién se lanzó una convocatoria en febrero del 2014 y recientemente, en los últimos dos años, el Gobierno decidió reevaluar el proyecto para relanzarlo en dos fases.
Estos retrasos estuvieron relacionados a una indefinición del sector y problemas con las decisiones de no continuidad de las políticas, indicaron los especialistas.
“Ha habido varias idas y vueltas, básicamente ha sido un tema de indefinición del sector y de Sedapal en su momento que ya se ha solucionado. Sedapal y el MVCS se han puesto de acuerdo en esta planificación de todos los proyectos tanto de fuente como de tratamiento”, señaló Sulem Chu Jon.
Para evitar mayores riesgos que genera nuevos retrasos en el proyecto, el representante de Proinversión indicó que ya se viene trabajando en paralelo con el ministerio en, por ejemplo, la adquisición de predios.
Además, uno de los cambios clave en la estructuración de la propuesta fue la adopción de un modelo de pago por disponibilidad, lo que significa que el inversionista asume el riesgo de financiamiento y construcción, recibiendo pagos una vez que la infraestructura esté prestando el servicio.
“Entonces el riesgo de la construcción de financiamiento y de construcción es del privado. Eso lo hace, muy interesante para nosotros y atractivo también para el mercado financiero, que efectivamente valora que esos temas puedan ser asumidos por un inversionista fuerte que pueda realizar este tipo de obras de gran tamaño”, explicó.
Pero, ¿esto podría impactar en las tarifas de agua que pagan los usuarios en la capital? El viceministro Barrantes asegura que la estructura tarifaria -que fija la Superintendencia Nacional de Servicios y Saneamiento (Sunass) cada cuatro a cinco años- no debería verse impactada de forma significativa.
“Cuando se incorpore el servicio se harían (ajustes). Este tipo de proyectos incrementa también la cantidad de usuarios, por lo tanto, las tarifas no deberían de verse afectadas significativamente”, refirió.
¿Y la fase 2?
El megaproyecto no acaba aquí. La Fase 2 contempla construcciones y mejoras en las represas Pomacocha y Huallacocha Bajo y un túnel trasandino en Junín para reforzar las fuentes que permitan llevar más agua a tratar por parte de Sedapal.
Según Sulem, Sedapal deberá resolver temas de predios y priorizar otros proyectos antes de activar esta etapa, la cual aún no tiene una fecha definida.
“Todavía el Ministerio de Vivienda no ha tomado la decisión sobre lo reactivamos inmediatamente o dentro de algunos años, hay otros proyectos de cabecera que estarían priorizando antes de esta fase dos. Dependerá de la planificación estratégica que tengan el MVCS y Sedapal”, indicó.
Por el momento, añadió, se estima que podría pasar un plazo de entre 5 a 6 años después de la convocatoria de la fase uno para recién iniciar con la segunda etapa.