Este año el Día Mundial de la Salud Mental -10 de octubre- se conmemora nuevamente una pandemia mundial sin precedentes.
Según una medición realizada por Marsh a más de 3,000 trabajadores, solo el 20% de trabajadores no presentan riesgos en su salud mental, mientras que, casi el 50% presentó un alto-mediano riesgo en su salud mental.
“En esta medición, se ha encontrado que más del 30% de trabajadores presentaron un nivel de riesgo alto en su salud mental durante los meses más graves de la pandemia. Y es que, los trabajadores han tenido que adaptarse a un trabajo a distancia en apenas días, con baja interacción social, aprendiendo sobre la marcha infinidad de procesos, adaptándose a gran velocidad y con muchos temores y preocupaciones de por medio”, dice Claudia Espinoza, consultora senior de Psicología Ocupacional de Marsh Perú.
A esto sumemos -agregó- la realidad de las personas con afecciones previas de salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que antes.
De acuerdo con la medición realizada por Marsh, el impacto en la salud mental de los trabajadores también se ve representada en algunos indicadores como calidad de sueño, dolores musculoesqueléticos, dolor de cabeza, etc.
Los resultados de este estudio detallan que el 53% señaló haber tenido alteraciones en su sueño, ya sea por situaciones de insomnio, dificultad leve para dormir e incluso desear dormir durante el día frecuentemente.
El estado alimenticio es otro de los puntos que más impacto han sufrido: más del 30% de los trabajadores encuestados manifestó presentar cambios importantes en su apetito durante el contexto de la pandemia, como el aumento o reducción de la ingesta de alimentos durante los meses de confinamiento estricto.
Otro cambio importante es el aumento de cansancio, casi el 35% señaló que aumentaron sus niveles de agotamiento. Mientras que casi el 40% manifestó sentir nerviosismo y tensión.
Entre las principales causas de estos resultados se encuentra el temor por llegar a contraer el virus, la posible pérdida de algún familiar, por su situación económica o preocupación por perder el empleo.
“Es necesario sensibilizar a los trabajadores respecto a poder buscar y recibir soporte emocional, ayudándolos a identificar cuándo es necesario y a romper el estigma de la salud mental”, añadió Espinoza.
Bienestar rentable
La COVID-19 ha acelerado y reafirmado muchas tendencias que ya habían empezado antes de la pandemia, como el mayor involucramiento de la empresa en el bienestar integral de sus empleados, por ejemplo, el 80% de las empresas planea mantener las coberturas de los planes de salud en los próximos 6 meses, además de que el 71% de las organizaciones están otorgando actualmente trabajo remoto / Home Office a tiempo completo a sus colaboradores y el 52% de las mismas, piensa mantenerlo de forma indefinida.
El informe de Tendencias Globales de Salud de Marsh, encontró importantes brechas en el apoyo a la salud mental, a pesar del aumento de la demanda observada durante la pandemia.
La terapia virtual todavía no está muy difundida, ya que sólo un tercio de las aseguradoras lo ofrecen en Latinoamérica, mientras que solo el 16% de las aseguradoras no ofrecen planes que cubran ningún servicio de salud mental.
Las empresas deben diseñar planes de forma estratégica, entendiendo que una solución única para todos los casos no abordará las diferentes necesidades de una fuerza laboral que en la actualidad es bastante diversa.
“Una estrategia fuerte de salud mental permite al empleador establecer un marco, identificar brechas, mapear riesgos y necesidades de las condiciones de salud mental, además de implementar acciones de promoción e intervención a diferentes niveles y hacer seguimiento a la salud mental”, resaltó Espinoza.