A mediados de marzo el Gobierno emitió el Decreto de Urgencia N° 026-2020 el cual, entre otras medidas, dispuso la creación del sistema de trabajo remoto, el cual tendría una vigencia durante el periodo de Emergencia Sanitaria declarada por el Ministerio de Salud, el cual fue fijado en 90 días y vencerá este 9 de junio.
Al respecto, analistas consultados por Gestión.pe propusieron al Gobierno extender la vigencia del trabajo remoto e incluso hacerlo permanente -incorporando algunas mejoras- pues ha tenido una mayor acogida que el teletrabajo.
El abogado laboralista Jorge Toyama estima que actualmente unas 500,000 personas laboran vía el trabajo remoto, el 15% de la PEA formal privada.
En contraste, menos de 2,000 personas laboraban vía el teletrabajo hasta antes de la llegada del COVID-19, según cifras del Ministerio de Trabajo. “El trabajo remoto fue un acierto respecto al burocrático teletrabajo”, destacó Toyama.
El analista explicó que el acogimiento del trabajo remoto se da en tres grupos de empresas. Las primeras fueron en el personal administrativo de las actividades esenciales que nunca paralizaron, por ejemplo los sectores bancarios, farmacéutico, alimentario, etc.
Otro grupo está referido a las actividades no esenciales pero que pasaron a hacer trabajo remoto para seguir operando. Aquí están las compañías de servicios como auditorías, contabilidad, asesoría legal, entre otras.
Y el tercer grupo está relacionado a las actividades que están reiniciando labores y las compañías deciden que parte de su personal realice el trabajo remoto. “El trabajo remoto llegó para quedarse. Muchas empresas de consultoría están al 100% remoto”, subrayó.
Agregó que entre las principales ventajas que ofrece el trabajo remoto respecto al teletrabajo están que su implementación resulta más sencilla y menos costosa para el empleador.
Así, no requiere de suscribirse convenios por escrito y que el empleador asuma los costos de realizarse las labores desde casa como el servicio de wifi y uso de una computadora, silla, mesa, entre otros, pues este equipamiento puede ser proporcionado por el trabajador.
En vista de que el trabajo remoto vence este 9 de junio y aún nos encontramos en Estado de Emergencia- por lo menos hasta fines de junio- para Toyama es casi un hecho que el Ejecutivo ampliará su vigencia, probablemente hasta fin de año.
Ajustes
Pero más allá del Estado de Emergencia ¿el sistema del trabajo remoto debería volverse permanente?
Toyama responde que sí, pues su acogimiento ha tenido éxito. Pero en su prórroga se podrían dar algunos ajustes.
Por ejemplo, incorporar el derecho a desconexión, es decir, periodos en que el empleador no realice coordinaciones con el trabajador. “Por ejemplo, ya no deben llamarme o escribirme un domingo a las 8 de la noche”, refiere Toyama.
En ello coincidió el abogado laboralista Percy Alache, director del área laboral de PwC Perú, pues refiere que en el trabajo remoto no se han establecido límites concretos de horarios.
“Como los trabajadores se pueden conectar a cualquier hora del día, las empresas han puesto horarios referenciales”, indica. Esto genera mayor presión en los trabajadores y la sensación de que se está laborando más que cuando se estaba en la oficina.
Otra alternativa que plantea Alache es incorporar la posibilidad de que se trabaje en función a resultados y no en función de horarios. “Como el trabajo remoto no es un trabajo de control permanente, las empresas podrían plantear resultados y el trabajador organizarse para lograr esos resultados”, anotó.