“Mi nivel de entusiasmo por este trabajo es nulo, voy a desconectarme por completo”, escribió hace poco un trabajador de Amazon en Blind, un foro en línea donde los empleados se quejan de sus empleadores. La causa de su descontento era una carta que envió el mes pasado Andy Jassy, el director ejecutivo del gigante tecnológico, en la que le ordenó al personal volver a trabajar en la oficina cinco días a la semana.
El mandato provocó quejas entre los oficinistas de Amazon, quienes antes solo debían presentarse en la oficina tres días a la semana. En una reunión del 17 de octubre, Matt Garman, director de la división de computación en la nube de Amazon, le dijo a un grupo de empleados que, si no querían acatar esta política, podían renunciar.
Amazon no es la única empresa grande que ha puesto límites estrictos al trabajo a distancia. El banco Goldman Sachs, la firma de servicios profesionales PwC, y el fabricante de autos Stellantis, son algunas de las compañías que han aumentado el número de días de trabajo presencial obligatorio. Y pronto se les unirán más. Una encuesta reciente realizada a nivel global por KPMG, otra firma de servicios profesionales, halló que cuatro quintas partes de los directivos esperan ver un regreso de cinco días a la semana en las oficinas en los próximos tres años.
Es posible que este tipo de mandatos ya empiecen a verse en las sumas totales. Todos los meses, WFH Research, un grupo de académicos, les pregunta a los estadounidenses cuántos días pudieron trabajar desde casa en la semana anterior. En septiembre, trabajaron alrededor del 28 por ciento de sus jornadas laborales desde casa, una reducción de alrededor de dos puntos porcentuales en comparación con el año anterior. En algunas industrias, este cambio es más drástico: la proporción de empleados en firmas de tecnología, finanzas y servicios profesionales que trabajan al menos parte de sus jornadas desde casa se ha reducido, en promedio, diez puntos porcentuales.
El regreso obligatorio a las oficinas suele irritar a los trabajadores. Una encuesta de la firma de investigación Gartner reveló que una tercera parte de los ejecutivos y una quinta parte de otros empleados renunciarían a su trabajo si los obligaran a regresar a la oficina. Para algunas empresas, ese quizá sea el objetivo. Muchas firmas y consultorías tecnológicas contrataron a demasiados trabajadores durante el punto álgido de la pandemia de covid-19. Lograr que algunos de ellos renuncien voluntariamente reduciría los costos derivados de despedirlos, aunque también corren el riesgo de empujar a empleados talentosos a unirse a las filas de la competencia.
La explicación más probable es que muchos jefes creen que tener empleados en la oficina genera mejores resultados. Ahora hay muchos estudios que sugieren que quienes trabajan a distancia son menos productivos. Un artículo que analizó a trabajadores de captura de datos en la India halló que aquellos que solían trabajar desde casa eran un 18 por ciento menos productivos que quienes solían trabajar en la oficina.
Sin embargo, hay menos evidencia que apunte a que permitirles a los empleados trabajar desde casa un par de días a la semana en un modelo híbrido tenga un efecto negativo en su desempeño. Un ensayo aleatorio controlado en una agencia de viajes china en línea realizado por Nick Bloom de la Universidad de Stanford y otros dos investigadores no reveló ninguna diferencia discernible en el desempeño entre los trabajadores híbridos y los que trabajaban de lleno en la oficina.
Los jefes quizá arguyan que un centro de atención telefónica no representa las tareas que realizan muchos de sus trabajadores. Las labores más complejas, como asesorar a un cliente sobre cómo estructurar una fusión o diseñar una interfaz de usuario, pueden requerir mucha colaboración que puede ser difícil de replicar en un entorno virtual. También es posible que los empleados subalternos reciban menos orientación si su única interacción con los demás es a través de llamadas programadas de Zoom.
Algunos jefes temen que el trabajo híbrido socave la cultura de su empresa, ya que los nuevos empleados no la absorben y los antiguos empleados la olvidan. En su carta, Jassy escribió que la cultura de Amazon “ha sido uno de los elementos más cruciales de nuestro éxito”, y que “es más fácil que nuestros compañeros de equipo la aprendan, modelen, practiquen y fortalezcan” si trabajan juntos en la oficina.
Por ahora, los inversionistas parecen estar manteniéndose al margen del asunto. Un estudio publicado en abril por Sean Flynn de la Universidad Cornell y dos coautores revisó alrededor de 600 empresas estadounidenses con cotización en bolsa que habían publicado políticas de trabajo a distancia. Los autores descubrieron que la variación en la rigurosidad de sus normas no tenía ningún efecto significativo en el desempeño de las acciones de las firmas en relación con las de sus pares. Si resulta que Jassy tiene razón, esto podría cambiar muy pronto.
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