De la edición impresa
Las empresas todavía tienen dificultades para entender cuáles efectos de la pandemia serán temporales y cuáles permanentes. Tres recientes informes intentan analizar las tendencias que serán de largo plazo.
Uno es de Glassdoor, sitio web que posibilita que los trabajadores otorguen puntaje a sus empleadores. Otro es de la consultora gerencial Boston Consulting Group (BCS) y, el tercero, del Chartered Management Institute (CMI), asociación británica de administradores de negocios.
Leídos conjuntamente, dan a entender que las empresas están en condiciones de beneficiarse de la situación —pero que las vidas de los gerentes están por volverse más difíciles—. Uno de los cambios casi seguros es que los empleados trabajarán más tiempo en sus casas.
El informe de Glassdoor halló que la disminución de los traslados a la oficina ha mejorado la salud y la moral del empleado. Dividir la semana laboral entre casa y oficina también es inmensamente popular: 70% de los encuestados desea esa combinación, 26% quiere permanecer en casa y solo 4% quiere regresar a la oficina a tiempo completo.
Impactos en costos
Quizás como consecuencia, el teletrabajo no ha mellado la productividad —y la ha elevado en ciertas áreas—. Los horarios laborales flexibles pueden ser una forma económica de retener empleados que tienen hijos pequeños y otras responsabilidades hogareñas.
También hay otros potenciales ahorros en costos, aparte de la menor necesidad de espacio para oficinas. Los trabajadores remotos no necesitan vivir en grandes ciudades, donde la propiedad es onerosa. Si viviesen en localidades menos caras, las empresas no tendrían que pagarles tanto.
Glassdoor estima que los ingenieros y desarrolladores de software que abandonen San Francisco podrían terminar enfrentando recortes de sueldos de entre 21% y 25%, y los que se vayan de Nueva York, podrían esperar reducciones de entre 10% y 12%.
El reporte subraya que, en esencia, los empleados remotos están compitiendo con una fuerza laboral global y, por tanto, se encuentran en una posición negociadora más debilitada.
Independientes
Este punto es reforzado por el informe del BCG, que halló que la pandemia ha incrementado la disposición de las empresas por trabajar con profesionales independientes. Previamente, a muchos gerentes les preocupaba que asuntos legales y normativos les impedían optar por personal externo.
Pero la pandemia obligó a las empresas a adaptar sus modelos de negocio rápidamente y, simultáneamente, provocó una expansión de las fuentes de independientes talentosos, debido a los despidos de empleados a tiempo completo.
El BCG indica que “adaptándose a la flexibilidad de quienes contratan, interna o externamente, (las empresas) pueden acelerar sus operaciones y hacer realidad sus estrategias con mayor rapidez”.
Nuevos retos
Pero a pesar de sus ventajas, una fuerza laboral remota, o una que esté conformada por más independientes, plantea desafíos para los gerentes, tal como lo demuestra el tercer informe.
El CMI encuestó a 2,300 gerentes y empleados. Los resultados subrayan cuán importantes son para la buena gobernanza la comunicación efectiva y la preocupación por el bienestar de los trabajadores.
También sacaron a la luz una interesante diferencia de perspectiva: cerca de la mitad de ejecutivos senior cree que, desde que comenzó la pandemia, mejoró la participación de los empleados en la toma de decisiones, pero solo el 27% de empleados está de acuerdo con esa afirmación.
La encuesta también muestra que la experiencia del teletrabajo no ha sido uniforme. Entre quienes laboran virtualmente, el 69% de mujeres con hijos desea trabajar al menos un día a la semana desde casa cuando la pandemia termine, versus el 56% de hombres con hijos.
Estas mujeres han tenido menos contacto con sus gerentes durante el confinamiento que sus contrapartes masculinos, lo cual sugiere que han sido dejadas de lado.
Sorprendentemente, el 48% de empleados británicos pertenecientes a minorías étnicas opina que la cultura de sus centros de trabajo mejoró durante la crisis, frente al 34% de la totalidad que cree lo mismo.
Esto indica que, con anterioridad, algo funcionaba mal en la cultura de la oficina: la encuesta del CMI halló que los empleados negros tienen mayor probabilidad que cualquier otro grupo étnico de sentir que sus gerentes no confían en ellos para asumir sus roles.
Mucho para hacer
En suma, los gerentes tienen frente a ellos mucho trabajo para responder a la pandemia. los ejecutivos necesitan adaptar su comportamiento a las necesidades individuales de los empleados.
Irónicamente, aunque los gerentes pudieron haber temido que el teletrabajo hubiese permitido holgazanear a los empleados, lo que podría haber ocurrido es que los gerentes no habrían estado a la altura del reto.
Quizás los jefes han pasado demasiado tiempo en videoconferencias y no lo suficiente en hablarles directamente a sus subordinados.
Preguntémosle a alguien cómo es trabajar en una empresa y su respuesta podría estar referida a cómo son las oficinas —si están hacinadas, si están localizadas en un lugar agradable, etcétera—.
En un mundo de trabajo remoto, las respuestas de los empleados podrían resaltar cómo el empleador se comunica con ellos. Ya no habrá mucha “gerencia recorriendo las instalaciones” sino gerencia telefoneando —o conversando vía Zoom—. Es momento de comenzar a llamarlos.
Traducido para Gestión por: Antonio Yonz Martínez