
La exposición prolongada al estrés laboral desencadena el burnout —o síndrome del desgaste profesional—, condición que deja a la persona presa de la angustia y estrés. En los jóvenes puede presentarse debido a la agenda copada por actividades académicas, responsabilidades laborales y vínculos sociales. Especialistas consultados por Gestión recomiendan tomar en serio las alertas que emite el cuerpo por el bien de nuestra salud mental y física.
Un estudio de la Revista Latinoamericana de Psicología detalló que más del 60% de universitarios muestra signos de burnout por la sobrecarga de estudios y trabajo. Además, como informó Gestión, empleados peruanos son los que más sufren agotamiento laboral.
¡Pausas activas y reales pero lejos de los celulares!
La psicóloga Patricia Pinedo reconoce que las actividades laborales dependen, en gran parte, de dispositivos digitales: desde pantallas de ordenadores hasta celulares; y el uso de los smartphones en los tiempos de descanso dentro del horario laboral o por las noches antes de dormir no son reparadoras.
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“El cerebro no descansa por la hiperestimulación cuando usamos el celular así estemos consumiendo un video para relajarnos. La exposición a la pantalla genera dopamina y nos activa más. Me puedo sentir bien pese a un día largo, pero en realidad no estamos descansando”, sostuvo para este diario.
Si el burnout muestra la fragilidad de nuestra paz mental —añade— la exposición a los smartphones como elementos distractivos para navegar por horas en redes sociales para ver “una realidad soñada y perfecta” inconscientemente nos lleva a “sentirnos mal por no vivir esa lejana realidad”. “Hay más sobrecarga emocional”, acota.

Pinedo deja algunos tips de fácil aplicación para controlar el burnout:
- Pausas activas. En nuestro espacio de trabajo, por más reducido que sea, se deben realizar ejercicios de estiramiento. También es una buena opción caminar para oxigenar y romper la tensión física.
- Pausas reales. Respiración profunda por unos cinco minutos, sea sentado o de pie. Retener el aire inspirado y llevarlo a todas las partes del cuerpo sin ninguna perturbación externa. Acá se trata más de una respiración profunda y consciente.
Consecuencias perjudiciales para la salud si no se atiende el burnout
Luis La Madrid, especialista en Recursos Humanos de Pacífico Business School recalca que pese a ser un fenómeno psicológico, el burnout produce efectos físicos reales y peligrosos para la salud como insomnio, hipertensión y enfermedades cardiovasculares si es que no se toman cartas en el asunto: como una desconexión real lejos de las pantallas.
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“Ejemplo: un gerente que trabaja largas jornadas, incluyendo fines de semana, tratando de resolver problemas operativos o complejos, puede empezar a experimentar migrañas frecuentes y subir de peso sin razón aparente. Su sistema inmune puede debilitarse y lo vuelve más propenso a resfriados o infecciones. El cuerpo comienza a somatizar el estrés acumulado. No basta, en estos casos, un fin de semana libre. Se necesita una intervención más profunda en su salud mental”, dijo a Gestión.
La Madrid señala que revisar redes sociales, responder mensajes o leer noticias activan las mismas funciones cognitivas que el trabajo, lo que impide una recuperación efectiva del agotamiento, por lo que su uso frecuente puede elevar la ansiedad y estado de alerta.
En esa línea, Fernando Rivera, docente de Psicología Organizacional de la UPC, recalca que el burnout se da por la exposición prolongada al estrés laboral producto de la realización de tareas complejas en poco tiempo o actividades que generen angustia.

Los expertos coinciden que dentro de los principales síntomas de burnout, sean físicos o emocionales, se encuentran:
- Fatiga crónica
- Trastornos del sueño
- Problemas gastrointestinales
- Irritabilidad sin causa clara
- Desmotivación en el trabajo: baja autoeficacia
- Cansancio extremo incluso después de dormir, así como dolores musculares y alteraciones en el apetito
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
Rivera recomienda a las empresas fomentar un equilibrio dentro de las jornadas para que se desarrollen programas de bienestar, horarios flexibles y una cultura laboral sana. “Cuidar la salud mental no es una opción, es una responsabilidad. Cuando logramos reconocer nuestros límites y buscar ayuda a tiempo, no solo mejoramos nuestro rendimiento, sino también nuestra calidad de vida“, apuntó.
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Desintoxicación del celular: una lucha paulatina
Pinedo es consciente que uno quiere desconectarse de los celulares pero las notificaciones suelen “engancharnos” pese a que no cojamos el dispositivo, ya que se genera intriga en nuestra respecto a “quién me ha escrito” o “qué ha pasado”.
La doctora recomienda ir de menos a más en pro de nuestra higiene del sueño. “Vayamos a dormir sin pantallas. Lo mínimo es una hora antes. Gradualmente fomentemos este hábito. Nada de celulares, nada de televisión. Utilizar el celular en la cama y con la televisión prendida es una muestra del doble desgaste mental”, reflexionó.
En tanto, Rivera alega que el móvil no es negativo en sí mismo, ya que su uso puede ser útil y positivo siempre que no se descuiden las interacciones sociales cara a cara o se mantenga fuera de los espacios de descanso. “La clave es encontrar un equilibrio entre sus beneficios sin que interfiera con la desconexión necesaria para cuidar nuestra salud mental”, apuntó.