Las personas, a menudo amigos, se lanzan a formar asociaciones comerciales y quedan atrapadas en la emoción, sin tomar una visión seria de los problemas potenciales.
Por esa razón, es increíblemente importante hacer preguntas directas con anticipación que puedan mitigar o prevenir problemas potenciales y evitar disgustos innecesarios.
¿Queremos las mismas cosas?
El dinero suele ser una motivación compartida, pero un debate clave es cuánto lo quieren las personas y con qué intensidad, así como cómo encaja en la combinación de otras motivaciones (como el equilibrio entre la vida laboral y personal).
A menudo los socios llegan con diferencias financieras significativas. Conocemos a dos personas que se aventuraron en una startup, donde uno de ellos tenía un socio y ya había tenido una salida financiera exitosa. Para ese socio, esta startup fue una especie de broma.
El otro socio no tenía esa seguridad y realmente necesitaba que el emprendimiento funcionara. Hubo tensión desde el principio antes de que finalmente se separaran.
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¿Cómo tomaremos decisiones difíciles?
Las decisiones difíciles en una asociación tienden a llegar más tarde. Antes de que surjan es el momento de decidir cómo tomarlas. Los socios a menudo se dividen los derechos de toma de decisiones: si es en el ámbito del marketing, es su decisión; si es en el ámbito de las personas, es mío.
Eso está bien, pero es importante determinar qué sucederá con una decisión difícil y de alto riesgo en la que los socios no están de acuerdo.
¿Cómo manejamos los conflictos?
Algunas personas se sienten completamente cómodas con debates vigorosos que otros pueden considerar aterradores o discordantes. Antes del primer conflicto serio, es el momento adecuado para evaluar los estilos de gestión de conflictos de cada uno.
Conocemos a dos socias consultoras que tuvieron una gran brecha en este frente: una creció en una familia con muchos conflictos nocivos para la salud que le daban miedo cuando era niña. Necesitaba que el conflicto fuera tranquilo, controlado y respetuoso.
Su compañera sentía que el conflicto sin algunos gritos no era genuino. Tuvieron éxito en encontrar un término medio, con algunos límites claros. Sin embargo, algo no negociable era el compromiso de sacar a la luz los problemas lo antes posible, y no albergar resentimientos.
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¿Cuál es el plan?
La estrategia empresarial central puede ser una de las cuestiones empresariales más cerebrales, pero aún tiene el potencial de abrir una brecha entre socios que ven las cosas de manera diferente. Una estrategia bien hecha se reduce a tomar decisiones difíciles y decir no a cosas que entusiasman a (o incluso a las que están apegados) los socios.
Es posible que estas preguntas no surjan hasta más tarde, lo que es una razón más para que los posibles socios se anticipen y respondan. Esto plantea la pregunta relacionada: “¿Cómo responderemos cuando el plan no funcione o cuando las cosas cambien?”
¿Cómo terminará?
Toda asociación termina en vítores, lágrimas o alguna combinación. Es inevitable. Es mucho más fácil darse cuenta de eso con anticipación. ¿Quién obtiene qué? ¿Quién posee qué? ¿Qué pasa si sólo uno o unos pocos socios quieren salir? Tener acuerdos claros puede ayudar a los socios a separarse amistosamente cuando llegue el momento y evitar dolores de cabeza, estrés y batallas legales prolongadas.
Los dos fuimos socios comerciales durante varios años, y cuando Jonathan se fue hace ocho años en busca de una gran oportunidad, estos acuerdos nos proporcionaron un modelo a seguir.
Por Rebecca Zucker y Jonathan Becker
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