Con la pandemia, es necesario que los directivos de las organizaciones analicen su trayectoria y se pregunten si los conocimientos que tienen son suficientes para entender los nuevos desafíos que propone este mundo poco predecible. Una de las herramientas para afrontar estos retos es la educación.
¿Qué tendencias hay en la educación ejecutiva poscovid? ¿Cómo piensan capacitarse los líderes de empresas a partir de ahora? ¿Qué temas son los más interesan entre este grupo? Rafael Zavala, director ejecutivo de Programas de Alta Dirección del PAD, comparte con Gestión sus hallazgos.
Tendencias
Una de las tendencias en educación ejecutiva es el equilibro del aprendizaje continuo. “Antes el directivo llevaba una maestría, se capacitaba leyendo algunos libros y ya. Hoy se han dado cuenta que necesitan un reciclaje en un entorno acelerado como este”, apunta Zavala. En ese sentido, los profesionales reparten su tiempo entre el micro y el macro learning. Mientras el primero actúa “despertador” (webinars o pequeños workshops), el otro implica llevar un programa más grande de tres a cuatro meses.
Asimismo, el cambio de estilo de vida al que nos obligó la pandemia ha causado que, por ejemplo, un 77% de profesionales busquen trabajos flexibles o que el 57% de ellos espere estar menos de 10 días al mes de forma presencial en la oficina. “En esa ecuación ha entrado fuerte el tema de la educación, que antes no estaba tan arraigada”, sugiere Zavala.
Una vez elegido un programa de tres o cuatro meses, un directivo espera que, como mínimo, sea semipresencial, de acuerdo con Zavala. “El directivo se nutre al discutir situaciones reales de negocio con personas experimentadas. Ese debate es totalmente distinto si se hace en la pantalla”, señala.
Temas
Hay temas de interés para los ejecutivos que con la pandemia han cobrado relevancia. Si hiciéramos un ranking, Zavala sostiene que el gobierno de personas es una de las preocupaciones de los estudiantes. “Implica desde gestionar equipos virtuales, transformación cultural, hasta mentoring directivo. La gente está muy golpeada y la función del directivo es sacar a relucir lo mejor de cada uno”, detalla.
La toma de decisiones, el manejo de crisis, la adaptación y la mirada a largo plazo es otro grupo de subtemas que llaman la atención de los ejecutivos. De la misma forma, el liderazgo personal, la gestión del tiempo y la comunicación efectiva.
Asimismo, la gestión de la trayectoria es algo que genera muchas preguntas. “La gente se ha dado cuenta lo vulnerables que somos. Un día estás trabajando, al día siguiente vino una pandemia y te quedaste sin nada. La pregunta no es cómo busco trabajo, sino cómo gestiono mi trayectoria, qué opciones tengo para reiniciar mi carrera”, explica.
Inversión
De acuerdo con Zavala, la inversión de un ejecutivo para un programa de alta dirección se mantiene. Un directivo puede destinar entre US$ 12 mil y US$ 20 mil para ello. “Por un lado, la gente cuida más el dinero, pero por otro, se han dado cuenta que esta coyuntura obliga a capacitarse. Eso ha hecho que la demanda se mantenga”, dice.
EL DATO
Salón de clases. Una de las ventajas de llevar un programa de alta dirección a nivel local, según Rafael Zavala, es el networking. “El ejecutivo no busca solo conocimiento, actualizarse o profundizar, sino tener una red de contactos. Aquí conocerá 30 o 40 personas y esas relaciones para un directivo son muy valiosas”, comenta.