El criterio de las organizaciones respecto al bienestar de sus trabajadores vio un incremento sustancial a raíz de la pandemia, sin embargo, en Perú el escenario fue otro.
Mientras que la inversión en estrategias para mejorar las condiciones laborales aumentó en un 60% a nivel mundial como resultado del COVID-19, según el estudio de Marsh, en Perú el fortalecimiento de los programas de bienestar y salud no ha tenido el mismo avance.
“Las compañías peruanas que buscaron fortalecer sus planes de salud y otros beneficios otorgados a sus empleados pasaron de 50% a 45% del 2020 al 2021″, de acuerdo a Marsh.
El Programa de Asistencia al empleado (PAE), se mantuvo el 43% de las empresas en el Perú durante el último año. Mientras que la asistencia psicológica bajo la modalidad virtual tuvo una prevalencia en el 70% de las empresas del país.
“Los empleadores que no brindaron los niveles adecuados de apoyo tendrán que reconstruir con una fuerza laboral menos comprometida con su organización. Como resultado, enfrentan una alta rotación de empleados, así como un aumento en el ausentismo por salud mental. Mientras que las organizaciones que entregaron, verán una gran ventaja competitiva”, señaló Akio Murakami, gerente central de Consultoría de Salud y Beneficios en Marsh.
A nivel global
Durante los dos últimos años, la incertidumbre que se generó en los trabajadores debido al temor de perder inesperadamente su empleo también aumentó. En ese sentido, las organizaciones se han visto obligadas a transformarse en algo más que en proveedores de puestos de trabajo; es decir, buscan ser espacios donde además se ofrezca apoyo emocional, bienestar mental y conexión social para todos sus colaboradores.
El “Informe de beneficios para Empleados y Tendencias Tecnológicas”, elaborado por Marsh, que recoge opiniones de trabajadores y empleadores, detalla que existe una conexión directa entre brindar una experiencia al empleado globalmente consistente y niveles más altos de compromiso de los empleados.
La crisis económica generada por la pandemia también ha impactado en los ingresos y la liquidez de las empresas. No obstante, en lugar de responder recortando los presupuestos de beneficios de los empleados, más de 7 de cada 10 organizaciones están invirtiendo más en el bienestar de sus trabajadores que antes de la pandemia.
“Las organizaciones han reforzado los conceptos de retención de talento e involucramiento del personal en labores más allá de sus actividades cotidianas en este contexto de agitación y han fortalecido aún más el papel vital que desempeñan los beneficios hacia los empleados para ayudar a las organizaciones a alcanzar sus objetivos generales”, destacó el espacialista.
Cambios en modalidad laboral
La preocupación por cuál será el futuro de las modalidades del trabajo también recae en el área de recursos humanos de las compañías; y también en los empleadores, quienes anticipan que 1 de cada 3 de sus empleados pasarán al trabajo remoto a tiempo completo en un escenario post pandémico; casi la misma cantidad de empleados que se espera que regresen al espacio de trabajo físico.
Como se recuerda, hasta el tercer trimestre de 2021 la tasa de desempleo entre el grupo de jóvenes alcanzó el 10.6%, mientras que en adultos esta cifra llegó a un 4.7% según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Por ello, la población joven que aún mantenía sus puestos laborales pudo haber atravesado etapas de ansiedad debido a la crisis y también por el aislamiento para quienes laboraban de forma remota.
El desafío por mantener a los empleados comprometidos y conectados con su organización seguirá vigente aún después de retornar a la normalidad.
Según Marsh, los empleadores deben conocer cuál ha sido el impacto, no solo a nivel económico, de la pandemia sobre sus trabajadores, sino también a nivel familiar y emocional, para que de esta forma puedan comprender las consecuencias que esta situación anómala ha traído en sus entornos.