FOTOS | A la hora de negociar un salario o un puesto de trabajo, las mujeres solemos ocupar una posición de debilidad por varias razones: no conocemos nuestro valor, no poseemos las herramientas para una negociaciónón efectiva o, sencillamente, nos resulta más fácil asumir el rol pasivo de aceptar lo que nos ofrecen. Porque creemos que es lo justo o porque, por estar en una situación de necesidad, no nos animamos a pedir más.
A lo largo de mi carrera he ayudado a una cantidad enorme de mujeres a obtener lo justo en virtud de sus perfiles, experiencia y de lo que indica el mercado laboral. En estos años he podido observar que las mujeres que negocian sin éxito cometen, habitualmente y de manera reiterada, los tres errores que describo a continuación: