
La relación entre jefe y colaborador nunca había sido tan decisiva. Según datos internos de Cornerstone, en el 80% de los casos, el liderazgo fue identificado como la principal causa de fuga o fidelización del talento.
“Las personas no renuncian a la empresa, renuncian a su líder. En este punto, las empresas deben apostar por un liderazgo de servicio, que promueva el desarrollo de los colaboradores”, indica Aurora Ponce de León, talent solutions director de la firma.
El liderazgo de servicio es un modelo que prioriza la confianza, la claridad y el acompañamiento. Su propósito no es imponer, sino facilitar que los equipos crezcan, se desarrollen y alcancen resultados de forma sostenible. Poner a las personas en el centro genera seguridad psicológica, impulsa la innovación y fortalece el compromiso.
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“Un líder de servicio no deja de ser productivo ni pierde el foco en resultados. Debe tener la capacidad de inspirar, adaptarse y generar confianza incluso en contextos de alta exigencia, porque es ahí donde los equipos más lo necesitan”, explica Aurora Ponce de León.
Pasos para implementar un liderazgo que empodere
Para que el liderazgo de servicio obtenga resultados, es necesario aterrizar en acciones concretas. Estas son las prácticas clave:
- Proveer reglas claras, definir roles y ayudar al equipo a priorizar lo que realmente importa.
- Evitar la microgestión, adaptando el estilo de liderazgo según el momento y guiando al equipo para que desarrolle su propio criterio.
- Promover la cultura y el desarrollo de habilidades, fortaleciendo a los equipos para adaptarse y responder con agilidad a nuevos retos.
- Generar espacios seguros y solicitar feedback constante de los colaboradores. “La confianza del líder con su equipo es la base para decisiones acertadas y relaciones sólidas”, argumenta Aurora.
El verdadero cambio ocurre cuando el liderazgo está respaldado por un entorno coherente. “No se trata solo de formar líderes, sino de construir un ecosistema que sostenga ese cambio para que los líderes puedan evidenciar coherencia y credibilidad. Si la alta gerencia no modela un estilo coherente, ningún programa será realmente efectivo”, advierte la ejecutiva.”